El 14 de junio, tuvo lugar uno de los naufragios más mortíferos en la historia reciente del Mediterráneo: un barco abarrotado con unos 700 inmigrantes -en su mayoría de Pakistán, Siria y Egipto, y entre ellos unos 100 niños- se hundió cerca de la costa de Grecia, sin que hubiera la intervención de la Guardia Costera de ese país, ahora acusada de negligencia.