Los musgos crecen en hábitats húmedos como páramos y bosques nublados, además son el hogar de cientos de invertebrados, entre ellos insectos, arácnidos y rotíferos. Son plantas del grupo de las briofitas, que actúan también como esponjas al absorber la lluvia y neblina. Así mantienen los ciclos hídricos de los ecosistemas que ocupan.