En la actualidad, Ecuador enfrenta una paradoja educativa que requiere atención urgente: mientras miles de jóvenes compiten ferozmente por ingresar a carreras tradicionales ya saturadas, sectores estratégicos para el desarrollo del país sufren una escasez crítica de profesionales especializados.

Esta discrepancia, afirma Mario Contreras Jaramillo, director del Programa de Maestría en Análisis y Gestión de Datos para la Economía y la Empresa de la Universidad Técnica Particular de Loja, plantea una interrogante crucial: ¿el sistema educativo está formando estudiantes acordes con un mundo laboral que evoluciona rápidamente o continúa apostando por un modelo anclado en carreras saturadas y vintage?

Un mercado laboral desequilibrado

Según la Secretaría de Educación Superior, Ciencia, Tecnología e Innovación (Senescyt), las carreras más solicitadas en Ecuador siguen siendo Medicina, Derecho, Administración de Empresas y Educación. Sin embargo, el mercado laboral muestra señales claras de saturación en estos campos. De acuerdo con datos de la misma entidad, en 2023 el número de postulantes aumentó a 235.000, mientras que los cupos universitarios solo crecieron marginalmente a 120.500, intensificando la competencia por espacios académicos.

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La pregunta inevitable surge: ¿cuántos de estos futuros profesionales lograrán encontrar empleo en sus áreas de especialización? Mientras tanto, sectores emergentes como tecnología, ciencia de datos e ingeniería especializada experimentan una demanda creciente que no puede ser cubierta con el número actual de graduados.

La brecha salarial también es notable. El salario inicial promedio de un graduado en Medicina es de $ 850 mensuales, mientras que un especialista en ciencia de datos puede iniciar con una remuneración de $ 1.200 o más, según el informe Remuneraciones del Mercado Tecnológico (2023), elaborado por la Cámara Ecuatoriana de Comercio Electrónico.

A esto se suma la falta de personal calificado en sectores emergentes. Según la Federación Nacional de Cámaras de Industrias del Ecuador, existen aproximadamente 5.000 vacantes no cubiertas en áreas como energías renovables, biotecnología y desarrollo de software, mientras miles de profesionales en carreras tradicionales se encuentran subempleados.

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Esta desconexión entre la oferta académica y las necesidades reales del mercado laboral representa un desafío estructural para el desarrollo económico del país.

El camino hacia la transformación

La modernización del sistema educativo ecuatoriano exige un esfuerzo conjunto por parte de todos los actores involucrados. Los docentes deben actualizar sus conocimientos, aplicar metodologías activas de enseñanza y fortalecer los vínculos con el sector productivo.

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Por su parte, los estudiantes necesitan adoptar una visión estratégica al elegir su carrera, desarrollar habilidades digitales complementarias y asumir que la educación es un proceso continuo que va más allá de la obtención de un título universitario.

¿Estamos a tiempo?

“La competitividad global no espera. Mientras nuestro sistema educativo sigue formando profesionales para un mercado laboral vintage, otros países avanzan aceleradamente hacia economías basadas en el conocimiento, la innovación y la tecnología.

“El desafío está planteado: ¿continuaremos produciendo miles de profesionales en áreas saturadas o tendremos el coraje de transformar nuestro sistema educativo para formar el talento que el país realmente necesita para su desarrollo? La respuesta definirá no solo el futuro de nuestros jóvenes, sino la capacidad de Ecuador para competir en un mundo cada vez más exigente y especializado”, concluye Mario Contreras Jaramillo. (I)