En el periodo comprendido entre 2014 y 2015, Ecuador logró alcanzar la cantidad histórica más alta de estudiantes en las aulas: más de 4,73 millones de niños y jóvenes. Sin embargo, tras la pandemia y debido a los consecuentes motivos sociales y económicos, esta cifra se redujo a 4,32 millones de estudiantes, según la estadística educativa volumen 4, de noviembre de 2023.
De allí que los esfuerzos de todos los actores de la educación se centran en el retorno a las aulas. Pero, más allá de la infraestructura física adecuada, la educación de calidad que demandan los padres de familia para sus hijos requiere otros atributos que Informe Empresarial analiza en esta edición.
En una entrevista con el exministro de Educación, Daniel Calderón, se ponen de manifiesto las variables que deberán analizarse no solo para revertir la tasa de deserción escolar, sino también para lograr una mejora educativa y reducir la brecha existente entre la educación pública y privada.
La generación pospandemia interactúa, aprende y convive de formas diferentes, y exige, por lo tanto, formas distintas de aprendizaje. En este contexto solo puede pensarse en la escuela híbrida que demandan los tiempos actuales, en la medida que existan recursos suficientes para adquirir una computadora, conexión a internet y además los ingresos suficientes para pagar un servicio mensual, cuando en Ecuador más del 40 % de la población tiene un acceso escaso o nulo a internet. A esto se suma el componente pedagógico y el currículo por competencias, es decir, “educar para la vida”.
El escenario se vuelve aún más complejo debido a las variables contextuales en Ecuador, como la seguridad y la economía, que se relacionan entre sí. “Cuando la educación formal no evidencia que sus resultados son la continuidad de una vida auto y sustentable, es decir, que yo me puedo valer por mis propios medios y puedo ayudar a mi comunidad, obviamente nos vemos obligados a asistir al siguiente espacio de desarrollo humano que es el trabajo”, indica Calderón al explicar por qué muchos padres de familia optan porque sus hijos abandonen la educación formal.
Colegios se autoevalúan
En esta edición, además, se presentan los resultados del Primer Estudio Educación de Calidad, que realiza una revisión de los atributos para alcanzar la excelencia tomando como base aquellos colegios privados que poseen un reconocimiento internacional.
De la mano de Codefe-Partner de EFQM (Fundación Europea para la Gestión de la Calidad), Informe Empresarial presenta la autoevaluación que realizan los rectores de 20 colegios del país. La política y estrategia centrada en la excelencia, así como los resultados de los estudiantes, son los atributos que más valoran los colegios encuestados. El estudio va más allá de lo cuantitativo, ya que cada colegio presenta las acciones concretas que desarrolla para lograr cada uno de los atributos de excelencia.
Repensar la educación que necesita el país
Logros de la educación superior
En cuanto a estudios superiores se refiere, el presidente del Consejo de Educación Superior (CES) destaca la creación el año anterior de catorce nuevos institutos de educación superior (IES) en cantones que históricamente habían estado excluidos, acercando a los bachilleres alternativas para no detener su formación profesional. Actualmente, el país cuenta con 55 universidades y escuelas politécnicas acreditadas, entre ellas la Universidad de Especialidades Turísticas, la Universidad Técnica de Babahoyo y la Universidad Técnica Luis Vargas Torres de Esmeraldas. Hasta 2020 no contaban con acreditación y, tras un proceso riguroso, la alcanzaron en 2024.
El aporte de las universidades a la comunidad se visibiliza a través de los proyectos de vinculación con la comunidad, que permiten a la academia estudiar y comprender problemáticas reales, así como proponer conjuntamente con otros actores sociales alternativas de cambio y mejora. Los temas ambientales y socioeconómicos son la prioridad y también se mencionan en esta edición. (I)