La geografía del delito es una de las técnicas usadas para analizar cómo se comporta la violencia en el territorio, lo que es más difícil de entender solo con las estadísticas.
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“La relación de la violencia con el espacio es consustancial. La variable espacial se ha convertido en un elemento importante para la comprensión de la violencia”, indica el analista de la Facultad Latinoamericana de Ciencias Sociales (Flacso, sede Quito) y experto en seguridad Fernando Carrión Mena.
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De ahí que el listado de los 77 cantones del Ecuador en los que no han ocurrido crímenes entre enero y julio de este año, según la última base de datos que el Ministerio del Interior actualiza cada mes, deja ver justamente que la violencia criminal se concentra sobre todo en los municipios de la región Costa, que es la que incluye a las rutas del narcotráfico, afirma Carrión.
La base de datos del Ministerio del Interior indica que entre enero y julio de este año no han ocurrido asesinatos, homicidios, sicariatos ni femicidios en el 35 % de los 221 cantones del Ecuador.
La mayor parte de ellos se concentra en las regiones Sierra, Amazonía e Insular. Solo hay seis de la Costa: Flavio Alfaro, en Manabí, y Balsas, Chilla, Las Lajas, Marcabelí y Piñas, en El Oro.
El uso del suelo es un elemento fundamental en la determinación del delito, dice Carrión. La información de los lugares donde no han ocurrido crímenes refleja que en la mayor parte de los municipios (144) sí han pasado, 65 % del total.
Una población reducida o no tan densamente poblada es una de las características de los cantones con nula criminalidad.
60 de los 77 tienen menos de 20.000 pobladores. Y de este último grupo, la mayor parte posee incluso menos de 10.000 habitantes, como Chilla, El Pan y Pablo Sexto, que al 2024 no llegan ni a 3.000 pobladores cada uno, según las proyecciones poblacionales del Instituto Nacional de Estadística y Censos (INEC).
Mientras que el más poblado es Otavalo, en Imbabura, con 120.000 habitantes.
Siguen Pelileo (65.726), Morona (58.843), Guano (49.466), Gualaceo (44.577), Píllaro (43.541), Alausí (38.530), Guamote (36.664), Catamayo (36.192), Zamora (31.769), Piñas (30.186), Saraguro (29.744) y Flavio Alfaro (29.046).
Lo importante, dice Carrión, es que se tome en cuenta que un territorio sin crimen no significa que debe quedar a un lado de una política pública de seguridad, ya que puede ocurrir lo que se llama “efecto globo”.
Esto ocurre cuando la delincuencia se retira de un territorio debido a que se intensifica el control. “El problema es que se van a otros sitios en los que aumentan los índices, como el caso de Santa Elena y el resto de la provincia del Guayas, debido a que hay un mayor control en Guayaquil”, dice Carrión.
La segregación urbana concentra el delito en zonas más densamente pobladas.
1,3 millones de personas viven en los 77 cantones del país en los que no han ocurrido homicidios en lo que va de este año.
Seis cantones no registran crímenes desde 2014: Isabela, Marcabelí, Oña, Penipe, San Cristóbal y Yacuambí. (I)
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