Animales como ratas, cabras y cerdos fueron introducidos hace siglos en las islas Galápagos, llevados por piratas, que solían desembarcar en sus costas, y luego por balleneros, quienes diezmaron a algunas de las especies del archipiélago.

Siglos después, a pesar de ciertas campañas exitosas de erradicación y de control de especies invasoras, el problema sigue vigente, y más especies dañinas han desembarcado en las islas, como la mora y la cedrela, ambos árboles introducidos con fines comerciales que han logrado desplazar a plantas endémicas.

Publicidad

‘Estamos más allá de lo que sería compatible con turismo sostenible’ en Galápagos, dicen expertos sobre flujo de turistas a las islas en 2023

Gonzalo Rivas, profesor de la Universidad San Francisco e investigador del Galapagos Science Center, explica que es importante entender que una especie introducida pasa a ser considerada invasora si se determina que su presencia causa un impacto ecológico significativo al ambiente de las islas.

“En Galápagos hay alrededor de 1.440 especies no nativas, que no son de ahí y han sido llevadas por el hombre. De esas, no tenemos un número claro de cuántas causan un impacto, a las que nos referimos como invasoras”, explica.

Publicidad

Rivas agrega que es difícil llegar a un número exacto de cuántas de las especies introducidas son invasoras, pues son demasiadas por analizar.

Así puedes calcular tu huella ecológica y medir tu impacto en el planeta

Sin embargo, han logrado determinar que ciertas especies tienen capacidades invasoras, como la guayaba, la mora y la cedrela. Rivas se especializa en este último árbol, pues según un estudio publicado a comienzos del año pasado, estaría afectando a las rutas migratorias de las tortugas gigantes de Santa Cruz.

Las especies del continente, agrega Rivas, están acostumbradas a un alto nivel de competición por recursos con otras especies, la cual “es baja” en las islas en comparación, llevando a que los animales y plantas invasores se adapten rápidamente al entorno.

En cuanto a insectos, Rivas resalta a ciertas hormigas, que tienen una capacidad invasora “que sobrepasa a cualquier otro organismo”, pues forman colonias muy organizadas y se desarrollan sin depredadores naturales en las islas.

Según el experto, en Galápagos se realizan controles mecánicos de hormigas, es decir, buscando y destruyendo nidos, particularmente si están cerca de especies frágiles.

Otra especie que genera afectaciones es la mosca vampiro aviar (Philornis downsi), que infecta los nidos de pequeñas aves como el pinzón de manglar y el pájaro brujo con sus larvas, que se alimentan de la sangre de los polluelos.

Científicos de la Basura, la organización que busca hacer ciencia participativa al investigar las playas de Ecuador con estudiantes locales

Las ratas también amenazan a las aves. En otras islas, indica Rivas, es posible ver cómo el control de ratas invasoras permite ver que la población de pájaros logra recuperarse.

Sin embargo, las poblaciones de animales domésticos ferales en las islas también amenazan a la biodiversidad, en especial los gatos debido a su adaptabilidad e instinto de cazar.

“Los gatos son un problema muy serio, se comen cualquier cosa que se mueva (...). Los he visto en lugares muy remotos del archipiélago, en el noroeste de Isabela, comiéndose peces que dejan los lobos marinos, atacan lagartijas, iguanas, cazan en árboles de manglar en islas alejadas. Pueden sobrevivir con poca comida por mucho tiempo y son elusivos, difíciles de controlar”, indica.

Este y más temas se discutirán en el foro “Sostenibilidad, una apuesta inteligente”, organizado por EL UNIVERSO, el 9 de octubre desde las 10:00, en la Universidad de Especialidades Espíritu Santo. (I)