Su amanecer es distinto. Cuando abren las ventanas de madera de sus viviendas, lo primero que observan es el mar. Desayunan en familia y los niños luego salen a jugar en un pequeño parque con daños.

Encienden los generadores eléctricos para tener luz en sus casas o para utilizar otro aparato. Comen mariscos, especialmente pescado que es lo que obtienen del mar.

Comunidad Punta Diamante, donde se descubrió una nueva playa de Guayaquil, sigue en el abandono: recogen agua de lluvia y se alumbran con candil

Viven de esa actividad y también de la captura del cangrejo. Así es el día a día en Puerto Arturo, una comunidad ubicada en el golfo de Guayaquil, justo al norte de la isla Puná.

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Carmen Guzmán es una de las habitantes. Ella vive con sus hijos y afirma que tener el sustento diario es complicado. No siempre tienen para comprar agua embotellada.

“Cuando vienen los aguateros nos dan a $ 3 el tanque de agua y a veces nos dura quince días. Ese es el problema que siempre vivimos así, olvidados de las autoridades”, cuenta Guzmán.

La comunidad de Puerto Arturo es un islote ubicado en el golfo de Guayaquil. Foto: Cortesía.

En el lugar hay un parque improvisado. Tienen una resbaladera, cuya escalera para subir es de madera, la parte para resbalarse es de metal y abajo la sostiene una llanta como para amortiguar ese peso. Esa es la única diversión que tienen los niños del sector.

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Cerca hay una escuela, que solo está ahí, menciona Guzmán. No hay profesores que enseñen a los menores de la comunidad.

También tienen una iglesia, pero solo pueden ver su exterior porque el interior está destrozado. Esta estructura sufrió daños por el sismo de abril de 2023 que tuvo como epicentro la isla Puná.

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Así se puede llegar a Punta Diamante, la nueva playa descubierta en Guayaquil

Guzmán, además, indica que sufren cuando sube la marea porque se inundan sus casas y no les queda de otra que caminar en el lodo y vivir de esa manera.

En la comunidad Puerto Arturo viven cerca de quince familias. La mayoría de las casas son de caña, muy pocas son de cemento. Están cerca a la salida del mar.

Hay bastantes mascotas, a las cuales tratan de alimentar con lo que les ofrece el mar en cada pesca.

A cualquier hora del día tienen un canto, indica Guzmán y es de los pájaros. Es una tranquilidad para ellos.

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Pero no todo es silencio. La madrugada del miércoles 20 de marzo sufrieron un asalto por parte de seis sujetos, los cuales se llevaron los motores de las embarcaciones, televisores, celulares y dinero. Esto fue confirmado por la Dirección Nacional de los Espacios Acuáticos.

Alcalde Aquiles Alvarez entrega ayuda a Punta Diamante, comunidad que fue asaltada y donde se encuentra la playa escondida de Guayaquil

La llamada de alerta de este robo la realizó Gabriela Cruz, presidenta de la Federación Nacional de Cooperativas Pesqueras Artesanales del Ecuador (Fenacopec).

Ella se comunicó con el ECU911. De hecho, este organismo dijo a EL UNIVERSO que se coordinó esta atención con la Policía Nacional.

“Allá viven familias en extrema pobreza. Llegaron muchos hombres armados y querían los motores fuera de borda. Golpearon a los hombres que no se dejaban robar y exigían dinero de lo que habían producido porque son cangrejeros”, contó Cruz, quien aseguró que dan ganas de llorar solo el observar cómo vive la comunidad.

Según Guzmán, hace poco llegó un representante de la Marina en isla Puná y solo preguntó cómo estaban, nada más y se retiró.

No es el primer asalto que sufre esta comunidad, puesto que en agosto de 2023 ya les robaron a las 19:00, contó Guzmán.

No es la primera comunidad lejana asaltada

En febrero pasado, otra comunidad fue también víctima de la delincuencia. Se trató de Punta Diamante, una nueva playa de Guayaquil, ubicado en Chongón, parroquia urbana de Guayaquil.

Con ellos cerca de las 00:00 del sábado 3 de febrero, cuando algunos habitantes aún estaban despiertos escucharon gritos desde sus casas levantadas con madera y caña.

“Ya estábamos por ir a dormir cuando escuchamos gritos y entró una persona y luego otra, y nos apuntaron (con armas). Nos hicieron bajar en una esquina, ahí nos tenían arrinconados”, dijo un comunero.

Él estaba junto a su esposa e hijos y su única preocupación era el bienestar de su familia. Los cerca de diez delincuentes, que llegaron en dos canoas, de a poco fueron sacando a los habitantes de sus viviendas mientras saqueaban.

Los delincuentes se llevaron generadores eléctricos, los cuales daban energía eléctrica a la comunidad, puesto que no cuentan con servicios básicos. También varios motores de los botes, con estos salían a pescar para alimentarse.

Los tanques de gas, dinero, celulares, ropa y hasta la comida. Así dejaron los criminales a esta comunidad, a oscuras y temerosos. Adultos mayores, niños de 4, 8 años y hasta de menos de un año estuvieron desprotegidos. (I)

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