El ayuno que se realiza los días de Semana Santa tiene como objetivo la austeridad y respeto por la muerte de Jesucristo, según la iglesia Católica. Se destinan dos días para no consumir carne roja y la realización del ayuno, el Viernes Santo y el Sábado Santo. Los fieles católicos pueden consumir pescado en reemplazo de esta proteína.
Sin embargo, cabe resaltar que la abstención del consumo de carne es parte de la Cuaresma, una celebración religiosa que comienza con el Miércoles de Ceniza (seis semanas antes del Viernes Santo, este año fue el miércoles 17 de febrero). Adicionalmente a los días mencionados, tampoco se consumen carnes rojas durante los otros cinco viernes del periodo de Cuaresma.
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Según el Código de Derecho Canónico, “todos los viernes, a no ser que coincidan con una solemnidad, debe guardarse la abstinencia de carne o de otro alimento que haya determinado la Conferencia Episcopal”, mientras que “ayuno y abstinencia se guardarán el Miércoles de Ceniza y el Viernes Santo”.
“El ayuno no es comer los platos de la Cuaresma. ¡Esos platos hacen un banquete! Ayunar no es cambiar los platos o hacer el pescado más sabroso, eso sería continuar el carnaval. Nuestro ayuno tiene que ser verdadero. Y si no puedo hacer un ayuno total (no consumir ningún alimento), ese que nos hace sentir hambre hasta los huesos, al menos hay que hacer un ayuno humilde pero verdadero”, indicó el papa Francisco en febrero de 2018 mientras celebraba la misa matutina en la capilla de la Domus Sanctae. (I)