Fueron más de 24 horas de angustia, de dolor, de impotencia, de clamar por una ambulancia y por ayuda médica sin éxito para su padre, de 66 años, cuenta Xavier. Era el 25 de marzo de 2020, tiempo de confinamiento obligatorio y de toque de queda, que arrancaba a las 14:00, y los hijos de la pareja no hallaban la forma de movilizarse hasta la casa de sus progenitores. Insistían a las líneas telefónicas de emergencias y a las de hospitales privados y no les contestaban. Cuando llegaron su papá estaba en el piso, inconsciente. Fueron a tres clínicas privadas cercanas, norte de Guayaquil, y en ninguna lo atendieron. “Ni siquiera salían a las puertas de Emergencia… En una (por un contacto laboral) salió un doctor, lo vio en el carro y le dijo que se levante… como no se levantó nos dijo que no lo podía recibir, que todo adentro estaba lleno”.