Cerca de 18 meses de administración ha tenido Santiago Guarderas a cargo del Municipio de Quito. La inestabilidad y falta de institucionalidad marcaron un gobierno dividido entre el alcalde removido por el Concejo Metropolitano, Jorge Yunda, y el que entregará el mando este 14 de mayo.

Analistas políticos y ciudadanos coinciden en que el poco tiempo y las condiciones en las que tomó las riendas el actual alcalde fueron determinantes para la mayoría de los errores en su gestión, y que las mismas características son las que permitieron ver pocos aciertos.

Daniela Chacón, coordinadora de la iniciativa ciudadana Quito Cómo Vamos, puntualizó que se debe partir analizando una administración que por su naturaleza iba a ser complicada, por salir de una crisis política e institucional profunda.

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Señaló que le resulta complejo encontrar aciertos en la administración de Santiago Guarderas, primero por un tema de comunicación. A su juicio, el alcalde no tuvo una comunicación activa con la ciudadanía: “Fue inexistente, escondido, tras su baja legitimidad con la que empezó”.

Pese a esto, indicó que desde que asumió la Alcaldía sí fue importante brindar estabilidad al Municipio. “El año de bronca política fue un año de tanta inestabilidad que era imposible hacer algo. Presupuestos sin ejecutar, autoridades que cambiaban constantemente... Ni los pedidos de acceso a la información respondían, peor hacer cosas”, enfatizó.

Chacón destacó el aumento de ciclovías que, aunque es un tema criticado por gran parte de la ciudadanía, acotó que es importante seguir con su construcción en vez de disminuir.

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Entre los errores de esta Administración identificó un retroceso importante en temas de movilidad. Argumentó que la Agencia Metropolitana de Tránsito (AMT) ha propuesto una política que se enfocó en el uso de vehículo particular sin mejorar las condiciones del transporte público

Detalló que, según los estudios realizados, la siniestrabilidad y fatalidad en las víctimas han aumentado en Quito durante los dos últimos años.

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Para Marcelo Espinel, subdirector de la Fundación Ciudadanía y Desarrollo, el aspecto positivo del alcalde Guarderas fue que su gestión no estuvo marcada por la búsqueda de la reelección, sino que se dedicó a ejecutar aquello que pudo gestionar.

Este análisis lo basó con la premisa de que tomó una administración con un presupuesto ya aprobado, planes de desarrollo y ordenamiento territorial previamente aprobados; eso iba a ser un limitante para marcar su sello dentro de la administración.

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Dentro de lo negativo, dijo, que la Administración no ha podido sobresalir, no ha brindado respuesta inmediata a los ciudadanos.

Puntualizó que el metro de Quito, en vez de convertirse en el trofeo, se ha visto como la punta del iceberg de los errores. Explicó que durante las últimas semanas ha sido visible una especie de interés por dejar un legado por parte de Guarderas, más que el de una administración responsable.

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QUITO.- Aunque han mantenido una serie de discrepancias, Santiago Guarderas ha señalado que el Municipio se entregará con tranquilidad y transparencia al nuevo alcalde, Pabel Muñoz. Foto: Carlos Granja Medranda

También acotó que ver procesos tan acelerados de repavimentación de la ciudad, que son necesarios, pero que al realizarlos tan apresuradamente antes de entregar la administración, genera suspicacias respecto a si es una especie de legado de su administración.

Finalmente puntualizó que, a pesar de no ser su competencia, en últimos informes de Contraloría General del Estado sobre los casos de “piponazgo” o el número excesivo de funcionarios, asesores legislativos en el Municipio, no se vio una postura fuerte en el combate a la corrupción dentro del Municipio.

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“Independientemente de que haya sido Guarderas, durante los últimos cuatro años no hemos tenido avances importantes dentro de la gestión de ciudad. Creo que hubiese sido distinto si se hubiese concretado el estatuto autonómico, que se inició en la administración de Jorge Yunda pero no se concluyó. También, un sistema integrado de movilidad y no una inauguración a medias del metro, o establecer una solución de largo plazo respecto del manejo de residuos sólidos en la ciudad”, añadió Espinel.

Juan Carlos Rojas, parte de la Asamblea de Quito, puntualizó que el Municipio tuvo falencias en temas de participación ciudadana; que en algunos barrios, como San Blas, no se realizaron obras planificadas con antelación, y que obras complementarias del metro de Quito quedaron inconclusas.

A juicio de Rojas, en este 2023, con los pocos meses que le quedaban a las autoridades, el trabajo ha sido abandonado de cierta manera por parte de las Administraciones zonales.

Así, los ciudadanos esperan que durante estos cuatro años prime la estabilidad en el municipio capitalino y la ejecución de obras. Desde el 15 de mayo estará bajo la administración de Pabel Muñoz. (I)