Unos 400.000 niños aún restan por vacunar dentro de la campaña de vacunación contra el sarampión, la rubeola y la poliomielitis que lleva adelante el Gobierno.

Comenzó el pasado 2 de mayo e inicialmente debía terminar el domingo 9 de julio, pero fue extendida hasta el lunes 31 de julio.

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Hasta los primeros días de julio se había cubierto a un 84 % de la población, es decir, 3′100.000 menores de edad.

Al 21 de julio, el Ministerio de Salud Pública (MSP) registró 3′303.006 niños vacunados, lo que representaba un 88 % de la población infantil.

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El MSP indicó que brigadas de las nueve coordinaciones zonales de Salud continúan recorriendo los barrios del país y van casa por casa para llegar a aquellos menores que no han recibido la vacuna.

Además se habían habilitado puntos de vacunación en centros comerciales, terminales terrestres, parques y lugares de concentración masiva de personas.

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Como complemento, los 1.978 establecimientos de salud de primer nivel cuentan con las vacunas para que los padres lleven a sus hijos de 1 a 12 años a que se les administren las vacunas, acotó.

La campaña de inmunización se ha desarrollado en medio de cuestionamientos de grupos antivacunas, quienes han dejado hojas volantes cerca de centros de salud, en Quito.

Según la Unicef, estas enfermedades son muy peligrosas.

La polio es altamente contagiosa, no tiene cura y puede causar parálisis de por vida. Si el virus ataca al cerebro, puede afectar la función respiratoria e incluso ocasionar la muerte, indicó en un comunicado.

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El sarampión, agregó, también puede resultar mortal. Los niños pequeños que no son vacunados y quienes sufren desnutrición corren mayor riesgo de contraer sarampión y sus complicaciones, como ceguera, encefalitis, diarrea intensa, infecciones de oído y neumonía. Este virus es muy contagioso y se propaga principalmente por la tos y los estornudos, argumentó esa organización internacional.

La rubeola se contagia fácilmente cuando las personas infectadas estornudan o tosen. Si una mujer embarazada se contagia, puede sufrir un aborto espontáneo o su bebé puede nacer con malformaciones congénitas, como defectos de audición, oculares y cardíacos. Además, podría padecer autismo, diabetes mellitus y disfunción tiroidea.

El total de menores de edad para vacunar es de 3,7 millones. (I)