Inquieto, Matías (nombre ficticio) come una galleta. A ratos quiere levantarse de una silla para bebés o ir a los brazos de quienes desde hace menos de un mes son su padre y madre.

El niño, de un año y medio, ríe cuando ellos lo miran, aunque a ratos grita a todo pulmón. Sus vivaces ojos observan a todos lados, mientras Juliana y Miguel, quienes tienen menos de 30 años, están pendientes de cualquier movimiento.

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A mayo de 2024, a 2.175 menores de edad se les brinda servicio de acogimiento institucional por estar privados de su medio familiar. Foto: Cortesía

Siempre quisieron ser padres. Adoptar fue una opción. Ella cuenta que el proceso, al que calificó como minucioso, duró menos de nueve meses. Empezó a finales de julio de 2023. Él señala que la etapa administrativa les llevó más o menos cinco meses.

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Antes habían buscado en internet cómo era el proceso. El lugar de referencia era la Unidad Técnica de Adopciones (UTA) del Ministerio de Inclusión Económica y Social (MIES), donde luego se acercaron a pedir información.

En agosto hubo una entrevista inicial en la que les explicaron el trámite que se tiene que hacer, los tiempos, los requisitos y se hace una evaluación inicial a la pareja interesada.

Después se les asigna una trabajadora social y una psicóloga que les hacen acompañamiento. Hay un curso para padres, que dura un mes, entre asistencia virtual y presencial, en el que se informa sobre la adopción, normativa, derecho y necesidades de los niños.

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Con el curso aprobado se presenta la lista de requerimientos que incluye desde probar los ingresos, trabajo, vivienda hasta tener un estado de salud adecuado y realizarse exámenes psicológicos. Hay una visita de esos funcionarios en el domicilio y deben conocer a tres familiares de cada uno.

Se presenta una carpeta y si está bien y completa se la aprueba. Con ello, la pareja es considerada idónea para la adopción y viene la etapa de la espera por compatibilidad, pues los visita un Comité de Asignación Familiar. Al tomar en cuenta las características, se les asigna eventualmente a un niño, niña o adolescente.

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Los eventuales padres pueden sugerir un rango de edad. Se les presenta una hoja con nombres, la edad y perfil general del estado de salud del infante. No hay fotos. Cinco días después deben decidir si aceptan o no.

Debe redactarse una carta en la que se exprese el deseo de aceptar o no y si hay la decisión de esperar por otra asignación.

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Zaida Rovira es la ministra de Inclusión Económica y Social. Foto Carlos Barros/El Universo. Foto: El Universo

De haber aceptación, se les presenta una foto del menor de edad, les dan a conocer la historia de vida, no se escoge ni la etnia ni el sexo. Luego hay un proceso de emparentamiento, que incluye enviar cosas personales como álbumes de fotos, regalos, mantas y peluches a la institución donde está el niño.

También se debe hacer un video. Con ese material, las psicólogas trabajan con el niño para que los vaya conociendo antes de que haya un primer encuentro, que se da después de pocos días. Para esa reunión se prepara un sitio adecuado dentro de la institución en la que está.

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Durante una semana hay actividades conjuntas. Si hay empatía, el menor de edad puede ir a la casa de sus padres y ya no regresa al centro.

Ese es el caso de Matías, quien vive con Juliana y Miguel desde el pasado 22 de mayo.

La ministra de Inclusión Económica y Social, Zaida Rovira, menciona que actualmente los procesos duran entre tres y cinco años.

Aduce que es por esclarecer la situación legal de los niños; es decir, que la patria potestad la tenga el Estado y puedan pasar al proceso de adopción.

Lo que se está haciendo, sostiene, es fortalecer las capacidades del MIES mediante la capacitación constante, la revisión de los procedimientos para acortar los tiempos y la búsqueda de la coordinación con otras entidades para encontrar los mecanismos más breves.

Lo más importante es que los infantes se reintegren al seno familiar del que se alejaron por múltiples situaciones. Cuando eso no pasa, buscan familiares cercanos. Si no se consigue, hay un proceso legal por el cual se los declara en adoptabilidad, después de un juicio en que el Estado hace una demanda por la patria potestad, explica.

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Rovira expresa que se quiere acortar el esclarecimiento legal y que los procesos sean mucho más cortos cuando los niños vayan a las casas de acogida por abandono.

“Lo que estamos procurando es que todo este proceso se dé en máximo un año”, menciona la funcionaria.

179 niños están con declaratoria de adoptabilidad y a 2.175 se les da acogimiento institucional. En los últimos 6 meses, se ha adoptado a 30 niños.

“Formar una familia de cualquier manera siempre es transformador, en todos los sentidos, es una revolución, pero estamos muy felices”, dice Juliana mientras está pendiente de su hijo, quien se mueve de un lado al otro en los brazos de Miguel. (I)