Vía aérea, de Ecuador salieron 14.782 personas en el transcurso del 2023, de las cuales regresaron 2.094.
Esta es la realidad de aumento migratorio que se vive en el país, pero con un dato preocupante, pues casi 35.000 ecuatorianos han atravesado la selva del Darién, en Panamá, para llegar a Estados Unidos.
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En una entrevista con este Diario, Marcelo Hurtado, director de Protección de Ecuatorianos en el Exterior de la Cancillería, dependencia que atiende casos de vulnerabilidad, se refiere al alto número de compatriotas que están atravesando la selva del Darién en Panamá, a una campaña de alerta ante los peligros que se enfrentan y a una iniciativa con España, que se trabaja con otros países, para que dejar el país sea seguro.
¿Cómo está la situación de los ecuatorianos que están yendo al exterior? ¿Cuáles son las rutas ilegales?
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Desde el año pasado hemos identificado que hay un incremento de migrantes ecuatorianos que van sobre todo a Estados Unidos, pero eso no significa que haya una nueva ola de migración. Hay que ponerlo en el contexto mundial; no es solamente la ecuatoriana.
Vemos que hay una ruta, que los propios migrantes la han denominado como la “ruta pobre”: consiste en cruzar Rumichaca, Ipiales, hasta la frontera entre Colombia y Panamá.
Tienen que atravesar la selva del Darién. Cuando atraviesan los migrantes ecuatorianos caminando esa selva, les lleva entre 7, 8 días, dependiendo de con quién viajen.
Se ha constatado la presencia de familias completas. Ese trayecto con pequeños hace que la caminata sea un poco más compleja.
Atravesada esa selva ya ingresan a territorio panameño; toman un bus que los deja en la frontera con Costa Rica; cruzan Costa Rica; después, Nicaragua, El Salvador, Honduras, Guatemala, México. Y ahí viene la otra parte más complicada, la de México, porque en la frontera (con) Estados Unidos efectivamente hay un desierto por el que en muchas ocasiones tienen que caminar.
Entonces, en el desierto lo que hemos visto es que hay varias alertas. La primera es que, como es un trayecto caminando, el calor del desierto es grave; pero en la noche la temperatura desciende muchísimo y se ha constatado el fallecimiento de personas por el frío. Pero después tienen que cruzar el río Bravo a nado. Esta es la ruta terrestre. El ciudadano, conforme va avanzando, los familiares le van haciendo el depósito; hacen el pago a la persona que les pida: al transportista, si va en bus, si tienen que tomar algún tipo de vehículo.
Después tenemos una ruta mixta, porque la primera etapa es vía aérea; puede ser Nicaragua, El Salvador o inclusive Honduras. ¿Y por qué estos países? No solicitan visa.
De lo que hemos constatado, cuando salen dicen que van de turistas. Habría que (conseguir que) las entidades correspondientes hagan esa investigación. Cuando llegan a estos tres países, continúan la vía terrestre hasta México y llegar a Estados Unidos.
Después tenemos identificadas también otras rutas, que es una aérea a México, cuando pueden conseguir la visa. Y después en el Distrito Federal avanzan hacia Estados Unidos.
Lo que hemos visto también como Cancillería, y con otras instituciones con las que hemos tenido contacto, es que también se pueden abrir otras rutas, igual mixtas, pero ya se hacen marítimas y podrían ser utilizando República Dominicana, Bahamas, Puerto Rico. Pero la que se está utilizando actualmente es la “ruta pobre”, y cuando utilizan la vía mixta, aérea y después la terrestre.
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¿Cuántos ecuatorianos han ido por el Darién?
De la última información que nosotros tenemos, de acuerdo a los datos del Instituto Nacional de Migración de Panamá, hay un dato que nos preocupa muchísimo como Cancillería: en estos dos últimos meses, la migración ecuatoriana es la segunda después de la venezolana. En el caso ecuatoriano fueron 34.894, casi 35.000. Sí hay un incremento.
¿Estos datos son de los últimos dos meses?
De enero a julio.
¿Un comparativo con el 2022?
El año pasado no deben haber llegado a los 25.000, creo.
¿En todo el año?
En todo el año.
Con Nicaragua, El Salvador y Honduras, ¿qué datos tienen de ecuatorianos que no volvieron?
Es un poco más difícil para nosotros. En realidad, el ente que tiene la información correcta es Migración, porque la primera etapa es vía aérea; entonces, ahí sí hay un registro. En tanto que en el Darién las dos son irregulares, pero la primera es más irregular porque pasan vía Colombia y no nos piden visa, simplemente con la cédula de identidad.
¿Qué actividades han hecho para ayudar a estas personas y que no haya vulnerabilidad?
Bajo la Constitución, migrar es un derecho, pese a las campañas para prevenir —a veces— decirle a una persona que no vaya; se le cuentan las amenazas y riesgos que puede sufrir en el camino, porque todo genera un peligro. Pueden estar sujetos a muertes; hemos tenido varias muertes en el Darién, en Nicaragua, en México; accidentes de tránsito, violaciones, sobre todo con menores no acompañados, que es otro riesgo.
Hemos identificado otro factor. La nueva migración ya no es de una sola persona, que es el padre; ahora vemos que son familias completas, y nosotros pudimos constatar que estaban padre, madre y dos o tres hijos.
Efectivamente, cuando se produce este tipo de casos, son aquellos que los conocemos porque pasó algo; cuando no sucede nada, es porque llegaron a la frontera con Estados Unidos.
Activamos dos frentes: al interior del país, que es a través de nuestras direcciones zonales, los familiares acuden para presentar su pedido; y el segundo frente es en el exterior, que es a través de nuestros consulados, toman contacto directo con las autoridades de cada país para averiguar qué es lo que pasó, dónde está esa persona.
¿Qué cifras tienen de cuánta gente han ayudado a retornar?
Son pocos, porque las personas que deciden retornar son a cuenta propia. Entonces, no informan al Estado. Nueve en 2022, diecinueve en 2023.
¿A cuánta gente en vulnerabilidad han ayudado?
Alrededor de 80 personas.
¿Y en qué casos?
Básicamente es porque ya no quieren avanzar hacia Estados Unidos; se han dado cuenta de que el propio coyotero que les trató de vender el sueño no es tal.
Con la terminación del Título 42, a mediados de mayo, se está aplicando el Título 8. Y el Gobierno de Estados Unidos ha sido muy claro en decir que la persona migrante que llega en esa condición irregular va a ser devuelta al país de origen. Hay muchos ciudadanos que intentan una, dos, tres veces. El Gobierno de Estados Unidos ahora está considerando que es una reincidencia; por lo tanto, ahí sí se configura un delito y puede ir inclusive hasta una sanción penal.
Estamos emprendiendo campañas de alertas de viaje: “Tenga cuidado con esto; si viaja con sus niños, no entregue sus documentos a un desconocido; nunca pierda de vista a su niño, porque le puede pasar cualquier cosa”. Y el otro frente en el que estamos trabajando es levantar una campaña de emprendimientos, que todos los ministerios tenemos algún tipo de proyecto, y la idea es consolidar todos en un solo espacio y llegar a la población, a los GAD, y decirle: “Aquí está, aplique”. Promovamos eso, decirle al ciudadano: “No viaje”. Es generación de oportunidades.
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¿Hay alguna manera para que la migración del ecuatoriano sea regular? ¿Hay algún proyecto?
No solo con Estados Unidos. Cancillería ha venido trabajando con varios países con varios frentes para prevenir la migración riesgosa. Lo que nosotros menos queremos es que el ecuatoriano vaya de manera irregular, que se exponga a todos los peligros.
Se han activado varios proyectos. En el caso de Estados Unidos, se está trabajando también en ampliar la visa H1 y H2, que es una permanencia y una visa para trabajo; hay esta propuesta. Tenemos otras propuestas todavía en análisis, que se las está estudiando.
Hay, efectivamente, sobre todo con algunas empresas que puedan decir que hay un nicho de mercado para ecuatorianos, y la idea es que ellos vayan temporalmente a trabajar, regresen, y después que puedan volver a aplicar. Esa condición de ir legalmente es positiva, porque le permite al ciudadano trabajar un tiempo en Estados Unidos, regresar y, si las condiciones se dan, volver a aplicar en una segunda ocasión.
Ese tipo de trabajo no solo es con Estados Unidos; es también con otros países y se llama “migración circular”.
Con España, el año pasado, y el 2021, empezó este proyecto de migración circular que les permitía a los ciudadanos ecuatorianos ir a Murcia a trabajar en el campo, a la recolección de frutos rojos. Entonces, la persona fue durante seis meses, trabajó, tuvo un contrato de trabajo, un seguro, alimentación, un lugar donde vivir, regresa y vuelve a aplicar. Entonces, se está abriendo este tipo de programas.
Tenemos un caso muy interesante con Alemania. Tenemos un ofrecimiento con Quebec, en Canadá. Inclusive con algunos países centroamericanos estamos tratando de aplicar los mismos criterios.
¿Cuánta gente ha ido a España?
Unas 200 personas en los dos años. (I)