El centro histórico de Quito guarda un sinfín de historias y lugares tradicionales que han sido parte del crecimiento de la ciudad. Caminar por sus calles es recordar a personajes que han marcado un antes y un después en la capital de todos los ecuatorianos.
Entre los locales que han permanecido vigentes y han sido testigos de paros nacionales y derrocamientos de gobiernos están las guatitas La Colmena.
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Situado en la calle Espejo y Benalcázar, en el sector de la Vicepresidencia y a un lado del colegio La Providencia, el negocio mantiene un legado familiar de 65 años.
Frente a su tradicional puerta de madera y el logo a la izquierda, en el único ventanal gigante que existe en el local, a lo lejos está Lesly Vaca, la última entre siete hermanos. Ella es la encargada de preparar y servir este plato.
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Ella cuenta que su padre, José Vaca, y su madre, Elicia de Vaca, empezaron con una cafetería en 1945, sin embargo, para 1958 surgió la idea de ponerse un local de guatitas. “Mi mamá era de San Antonio de Pichincha y mi papá de Ambuquí, en la provincia de Imbabura. A los 15 años salió de allá, le conoció a mi mamá y pusieron una cafetería en este mismo lugar”, señaló Leslie.
Luego de trece años de arduo trabajo, un viaje a Guayaquil abrió la mente de José y llegó hasta la capital con nuevas ideas.
“Él se fue primero a Guayaquil. Allí comió la guatita, pero no sabía cómo se hacía, vino a experimentar y dio con la receta de la panza, el maní, la papa y la cebolla”, indicó.
Así pasó de recrear este famoso plato ecuatoriano con vísceras del cerdo a realizarlo con la panza de res. Leslie añadió que era muy pequeña cuando su papá se metía a la cocina y pasaba horas intentando armar la fórmula para que nadie se olvide nunca del sabor.
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“Yo aprendí viendo el oficio, a los 30 años me hice cargo y mis hermanos mayores se dedicaban a atender, mi papá ya solo cobraba, pero ellos nos enseñaron a las tres últimas de la casa”, contó Leslie.
Con lágrimas se acordó de su papá y enfatizó que hace ochos años partió de este mundo, pero dejó un legado gigante y bastantes historias que involucran a jefes de Estado, personas famosas y la ciudadanía común, que, hasta hoy llegan por su porción de guatita.
“Se decía que cuando Abdalá Bucaram fue presidente mandaba a pedir las guatitas de acá, pero nunca vino. El presidente Correa sí estuvo aquí y Pabel Muñoz viene cada quince días, le encanta”, afirmó.
El servir en un plato metálico lo hace aún más especial, pues solo con verlo invade los paladares de la gente. No obstante, el plus está en el pan y el aguacate. Una combinación que, según Leslie, es el complemento del restaurante.
“Mi papá en su viaje a Guayaquil vio que servían la guatita con arroz, pero el quiso cambiar eso, entonces incluyó el pan y el aguacate. A las personas les encanta el sabor, sin duda” contó
Leslie explicó que atender algo que es suyo y que tiene tradición familiar es muy bonito, sobre todo por el significado del nombre La Colmena, al que hacen alusión siempre, por la unión de todos los hermanos para sacar adelante el negocio.
“Mi papá decía que le puso La Colmena porque nosotros éramos sus abejitas y a la colmena venían los clientes, entonces la guatita es como la miel”, manifestó.
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Finalmente, sus clientes no dejan morir la tradición, como el caso de Luis Alarcón, quien hace más de 30 años que se acerca al restaurante con su familia.
“Me trajo por primera vez mi padre y creo que el sabor es muy diferente, la guatita es algo espectacular. Yo vengo con mis hijos siempre”, indicó Luis. (I)