En el sur de Quito, donde el trajín diario de la ciudad se mezcla con el espíritu emprendedor de sus habitantes, surge una historia que trasciende el mero concepto de negocio. Se trata de Panca, una productora de yogur y mermeladas que, en apenas dos meses de operaciones, ha capturado la atención de consumidores y pequeños productores.
Pero Panca no es solo una empresa, sino que es el resultado de una visión familiar que fusiona tradición, innovación y un compromiso con lo natural.
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Fernando Gaibor es el cerebro detrás de esta iniciativa. Su pasión por la agroindustria y su deseo de ofrecer productos saludables lo llevaron a fundar la Productora Alimenticia Natural Cordillera Andina (Panca), cuyo nombre encierra un significado especial.
“Panca viene del quichua y significa ‘hoja’; queremos representar la naturaleza en nuestros productos, todo lo natural, lo orgánico”, explicó Gaibor.
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Esta pequeña empresa se destaca por su enfoque en lo natural y su innovación en la creación de sabores que fusionan ingredientes de diferentes regiones del Ecuador.
Gaibor detalló que elaboran manjar, mermeladas, pulpa de frutas y su producto estrella: el yogur. “Tratamos de fusionar sabores de todo el país, sabores que han sido prácticamente olvidados”, comentó.
Ejemplo de ello es el yogur de durazno con zanahoria, endulzado con panela orgánica, una combinación que ha conquistado a los clientes por su sabor y beneficios nutricionales.
La historia de Panca comenzó con una conversación entre Gaibor y su cuñado Víctor Barrera, quien hoy es jefe del Departamento de Maquinaria y Ventas. Barrera recuerda cómo surgió la idea:
“Mi cuñado me decía que le ayudara a buscar trabajo, y yo le pregunté qué sabía hacer. Me dijo que sabía hacer desde salchichas hasta yogur. Le pedí que hiciera un yogur diferente, y cuando regresé del trabajo, encontré una hilera de yogures para degustar. Ahí fue cuando nos dimos cuenta de que teníamos algo especial”.
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El camino no fue fácil. La obra civil para transformar un departamento familiar en una pequeña fábrica tomó cerca de un año. El primer piso de la casa, que antes era habitado por una tía, fue remodelado por completo para albergar la producción de Panca.
“Ahora tenemos un cuarto de máquinas, el cuarto de producción, la bodega de secos, la bodega de enfriamiento, el laboratorio, la cocina y donde hacemos el termoformado y el etiquetado”, explicó Barrera.
La inversión inicial fue significativa, alrededor de $ 60.000, y todo se financió con recursos familiares. A pesar de los desafíos, la familia decidió apostar por esta idea con la esperanza de ofrecer un producto diferente y saludable para la comunidad.
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Un distintivo de Panca en el mercado, según sus propietarios, sería su enfoque en la sostenibilidad y el apoyo a los pequeños productores. Gaibor señaló que la empresa realiza una selección meticulosa de las frutas que utiliza y trabaja directamente con productores locales. “Vamos a los mercados o directamente a los productores, realizamos un análisis en laboratorio para asegurar la calidad y frescura de los ingredientes”, explicó.
Entre estos productores, Barrera comentó que la panela utilizada en el yogur de durazno con zanahoria proviene de la parroquia de Pacto, comprada a la asociación Ingapi, que certifica que es orgánica al 100 %.
“Trabajamos con pequeños productores de lugares como Santo Domingo y El Carmen, de donde obtenemos guanábana, durazno y otros ingredientes. Queremos ir más allá de solo comprar en mercados. Buscamos ayudar a los pequeños productores a salir adelante con su producto”, afirmó Barrera.
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Una de las características más llamativas de Panca es su audacia para combinar sabores que a primera vista pueden parecer inusuales, pero que han demostrado ser un éxito entre los consumidores. Las mermeladas de piña con remolacha y frutilla con pimiento rojo, por ejemplo, no solo son innovadoras, sino que también aportan beneficios a la salud.
El yogur de durazno con zanahoria es otro ejemplo de esta combinación única de sabores y propiedades nutritivas. “La zanahoria tiene un alto contenido en beta carotenoides, que se transforman en vitamina A en el cuerpo, beneficiosa para la vista”, añadió Gaibor.
Además, este yogur es rico en fibra, lo que ayuda a la flora intestinal y combate problemas de estreñimiento, convirtiéndose en una opción saludable para personas de todas las edades.
Estos son los sabores:
Yogures:
- Mora con camote
- Durazno con zanahoria, endulzada con panela orgánica
- Naranjilla con mango
Mermeladas:
- Piña y remolacha
- Frutilla y pimiento rojo
- Taxo y babaco
- Papaya y uvilla
Esta familia ha demostrado que la innovación y el compromiso con la calidad pueden coexistir en un mercado competitivo. Sus productos no solo son una delicia para el paladar, sino que también ofrecen beneficios reales para la salud, lo que los hace atractivos para un público cada vez más consciente de su bienestar.
Detrás de cada pote de yogur y cada frasco de mermelada de Panca hay una historia de esfuerzo, dedicación y amor por lo que se hace. Gaibor, Barrera y sus familiares han convertido lo que una vez fue un pequeño departamento en una fábrica que produce alimentos con un sello único: la fusión de lo tradicional y lo innovador.
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A pesar de ser un emprendimiento joven, Panca ya ha dejado una marca en Quito. Estuvieron presentes en el Hueca Fest, celebrado a inicios de agosto, en el parque Bicentenario.
La familia detrás de este emprendimiento tiene planes de expandir su alcance, llevar sus productos a más rincones del Ecuador y, eventualmente, más allá de las fronteras. “Queremos que Panca se convierta en un referente de productos naturales y saludables en todo el país”, aseguró Gaibor. (I)