Pagar el pasaje del bus con una tarjeta o con la cédula suena como una escena de una película del futuro, como algo inalcanzable. Sin embargo, esto sería posible en los próximos años, en caso de que las autoridades locales lo decidan.

Este método de transacciones ya se utiliza en el Metro de Quito. Un pasajero puede realizar su ingreso por medio de la tarjeta Ciudad o su cédula. Antes de esto se debe crear una cuenta y contar con saldo disponible.

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Sin embargo, alrededor del 35 % de todos los pasajeros de este sistema utiliza estos modos de pago, el restante todavía hace largas filas para adquirir un boleto de ingreso en las taquillas.

Esa brecha es la que motivó a expertos a hablar sobre la interoperabilidad, un concepto que buscaría que los ciudadanos puedan desplazarse fácilmente utilizando un único medio de pago en diferentes sistemas de transporte.

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Durante el evento O-City Day Ecuador ‘País Interoperable’, especialistas discutieron la importancia de implementar tecnologías de circuito abierto (open loop) y sistemas de recaudo automatizados para integrar buses urbanos, transporte interprovincial, metro y otros medios.

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Este modelo no solo simplificaría los desplazamientos, sino que también eliminaría barreras al facilitar pagos sin contacto (contactless), lo que beneficiaría especialmente a los usuarios que dependen del efectivo.

La interoperabilidad se refiere a la integración de distintos servicios de transporte bajo un sistema de pago unificado. En ciudades como Quito, esto implicaría que un pasajero pueda usar una sola tarjeta o cuenta bancaria para moverse en el Metro, trolebuses, buses privados o incluso continuar su viaje en transporte interprovincial.

Una de las cifras más relevantes fue que en Quito se realizan aproximadamente tres millones de viajes diarios en transporte público, y entre el 60 % y el 70 % de los usuarios no están bancarizados.

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Un sistema interoperable permitiría ampliar la inclusión financiera al motivar a los ciudadanos a acceder a cuentas bancarias y a otros beneficios económicos. Aunque esto también significa lo difícil que sería cambiar a estas modalidades de pago.

Según los expertos presentes en el evento, la implementación de un sistema interoperable ofrece ventajas significativas tanto para usuarios como para operadores:

  • Facilidad y rapidez: los pasajeros podrán movilizarse sin necesidad de portar efectivo ni utilizar múltiples tarjetas.
  • Inclusión financiera: al fomentar el uso de cuentas bancarias, más ciudadanos podrían acceder a servicios financieros como créditos y seguros.
  • Eficiencia operativa: los pagos automatizados agilizarían la compensación para los operadores y reducirían errores.
  • Reducción de costos y riesgos: la disminución en el manejo de efectivo haría el sistema más seguro y económicamente eficiente.

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Esta interoperabilidad no solo facilitaría el acceso al transporte, sino que también podría posicionar a Ecuador en la ruta hacia ciudades inteligentes, como ya ocurre en países vecinos como Colombia, Perú, Chile y Argentina.

Aunque el camino hacia la interoperabilidad parece prometedor, su implementación enfrenta grandes desafíos. La reestructuración de rutas y frecuencias en el transporte público de Quito, necesaria para acompañar este modelo, ha sido un objetivo incumplido en las últimas tres administraciones municipales.

Los exalcaldes Jorge Yunda y Santiago Guarderas prometieron ejecutar esta reestructuración, sin resultados concretos.

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En la actual administración de Pabel Muñoz, el secretario de Movilidad, Álex Pérez, anunció que la reorganización se lograría a mediados de 2024, un objetivo que no se cumplió. Por su parte, el alcalde ha asegurado que el primer paso será un nuevo sistema de recaudo, previsto para implementarse durante el primer semestre de 2025.

O-City, la empresa encargada del sistema de cobro del Metro de Quito, explicó durante el conversatorio que, aunque ha liderado procesos previos, la selección de nuevos proveedores para expandir estos sistemas en el transporte superficial dependerá de los procedimientos de contratación pública.

La normativa en la capital sí permitiría el cambio a este tipo de modalidades; sin embargo, la gestión con las cooperativas de transporte en la ciudad es el paso que todavía no se ha logrado, con pasajeros inconformes y con un desordenado servicio que conecta a la ciudad de norte a sur, no de oriente a occidente. (I)