En el marco de los 490 años de fundación de San Francisco de Quito, la emblemática Serenata Quiteña se realizó este jueves, 5 de diciembre, bajo estrictas medidas de seguridad proporcionadas por militares, policías, la escolta presidencial y el contingente municipal.
Este evento, uno de los más característicos en las fiestas de la ciudad, reunió a autoridades locales, nacionales e invitados especiales en un acto que combina tradición, protocolo y música.
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La ceremonia se inició en el Palacio Municipal, donde el alcalde de Quito, Pabel Muñoz, acompañado de secretarios y concejales, cruzó la histórica plaza de la Independencia para llegar al Palacio de Carondelet, sede de la Presidencia de la República.
Allí, Muñoz realizó la tradicional invitación protocolaria al presidente Daniel Noboa para unirse a la serenata. Ambos, junto con sus esposas, descendieron a la plaza, donde se realizó el evento central.
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La Serenata Quiteña se destaca por ser una tradición que refleja la unión entre el Gobierno local y el nacional durante las festividades de la capital. Esto ocurre ahora en medio de una tensión política, pues el alcalde ha criticado la gestión del jefe de Estado en reiteradas ocasiones.
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A diferencia de ediciones anteriores, en las que solistas, tríos y coros animaban la velada, este año la música sinfónica tomó protagonismo. La Banda Municipal y la Banda del Cuerpo de Bomberos de Quito ofrecieron un concierto para los asistentes, marcando una nota distintiva en esta histórica celebración.
El evento estaba programado para comenzar a las 17:00 en la plaza de la Independencia, punto de encuentro de cientos de ciudadanos que disfrutaron de un espectáculo único en el corazón de la ciudad. Sin embargo, empezó una media hora más tarde.
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La Serenata Quiteña no solo honra la fundación de la capital ecuatoriana, sino que también refuerza los lazos culturales y la identidad quiteña en una época de celebración y orgullo. Aunque esta vez se trató de un evento más simple en comparación con años anteriores. (I)