TULCÁN
La minería ilegal busca establecerse en dos sectores del noroccidente carchense. Los últimos operativos realizados por la Brigada Andes y el Batallón de Infantería Mayor Galo Molina develan que en la parroquia El Chical, a 100 km de Tulcán, y en la comunidad El Cielito, en Mira, estas actividades al margen de la ley toman fuerza.
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En febrero del 2017, unos 500 habitantes de varias provincias del país fueron desalojados de El Cielito, ubicado en la parroquia Jijón y Caamaño (Mira), tras un operativo en el que participó un millar de militares y policías y que estuvo bajo la responsabilidad de Juan Carlos Jaramillo, exgobernador de Carchi.
Según los habitantes de este sector, la apertura de una vía de tercer orden dejó sobre la calzada rocas con aparentes chispas de oro. Ese comentario se regó como pólvora y movilizó a buscadores de oro de Imbabura, Esmeraldas, El Oro y Azuay hasta esa jurisdicción carchense, en el límite con Imbabura.
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Desde entonces, unidades de élite del Ejército y de la Policía Nacional custodian esta zona. Sin embargo, desde hace dos años grupos minoritarios comenzaron a retornar a este pequeño poblado de clima subtropical, asentado en un área montañosa a la que se ingresa por la vía Ibarra-San Lorenzo.
En los últimos meses, como confirman en la Brigada Andes, el grupo de personas dedicadas a la minería irregular creció, por lo que han debido liderar más de una decena de operativos que han terminado con la destrucción de más de medio centenar de bocaminas.
Asimismo, han inmovilizado centenares de bultos con material mineralizado y aprehendido equipos y maquinaria pesada utilizados para la extracción y procesamiento de este material.
El pasado 5 de octubre, durante la última incursión uniformada se inhabilitaron cinco bocaminas con explosiones controladas en Río Verde, en El Cielito.
Cristian Unda, comandante del Batallón Mayor Galo Molina, señaló que con estas acciones se busca afectar a la minería ilegal, proteger el medioambiente y evitar que esta economía ilícita sea fuente de financiamiento para los grupos considerados terroristas.
Mientras tanto, las operaciones antimineras desde hace algunos meses se han extendido hacia la parroquia El Chical, en el cantón Tulcán, donde incluso se acaba de descubrir, el pasado viernes 11 de octubre, en la cima de El Pablo un cambuche equipado con dormitorios, comedor y cocina para albergar a 50 personas.
El campamento fue destruido, así como también 40 bocaminas, y resultó aprehendida maquinaria y sacos de material aurífero. Estas acciones han obligado a reforzar los controles, como confirma Vinicio Vivanco, comandante de la Brigada Andes, quien señaló que investigan si estas personas tienen vínculos con el grupo Los Lobos, que opera en la zona minera de Buenos Aires, en Imbabura.
En El Chical fueron inmovilizados además una planta de procesamiento de material aurífero, dos canchadoras, dos tanques de procesamiento de material aurífero, siete piscinas de sedimentación, cinco generadores eléctricos, aproximadamente 800 bultos de material aurífero, cinco sacos de urea, tres canecas de ácido sulfúrico, nueve municiones calibre 9 mm, cinco quintales de sosa cáustica, tres botellas de nitrato de plata y 10 poleas para transportar el material por el aire.
No existieron personas aprehendidas, ya que abandonaron el lugar cuando detectaron la presencia militar. Debido a la condición agreste del lugar y la difícil accesibilidad, el material encontrado fue inhabilitado con explosiones controlados en el sector.
El hallazgo de esta gigante infraestructura y logística prende las alarmas en las autoridades de control, que tienen en el radar a El Chical, donde patrullas móviles con el apoyo de drones buscan combatir y erradicar este delito. (I)
