A las 06:00 de este 1 de febrero, el sector La Gasca -ubicado del lado de las faldas del volcán Pichincha y que en su parte baja llega hasta la zona de la Universidad Central- parece una zona de desastre.
El aluvión de ayer dejó la vía intransitable, llena de lodo, troncos, estructuras de metal y cemento esparcidos por todo sitio. Vehículos llenos de fango muestran la fuerza del agua que los arrastró por varias cuadras. Los edificios con cerramientos destruidos y vidrios rotos están cercados.
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En la parte alta, donde comenzó el enorme deslizamiento de agua y tierra, las casas más frágiles, de gente pobre, que las levantó con maderas o materiales precarios, ya no están. Allí solo se ven escombros, lodo y personal de socorro (bomberos, policías y militares) buscando sobrevivientes o cuerpos. En los parqueaderos de los inmuebles colindantes también realizan la búsqueda, el nivel del lodo es superior a un metro y medio.
Según el reporte preliminar del Municipio de Quito, de las 08:40 de hoy, hay 16 fallecidos (ingresados en la morgue). 16 personas están reportadas como desaparecidas y 46 heridos.
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En una de las intersecciones, cerca a la zona cero del desastre se apostaron varias familias que claman por ayuda a los rescatistas para encontrar a sus familiares extraviados. Mercedes Minango, de 51 años, está sentada a un lado de las bandas de peligro que pusieron los funcionarios del Cuerpo de Bomberos de Quito. Mientras toma agua de canela que le brindan los vecinos, llora junto con su hijo Jorge Iza. Ayer, aproximadamente a las 17:30, los dos salieron a la tienda a comprar, en cuestión de segundos sintieron el aluvión, por lo que regresaron a buscar a la madre de Mercedes y su hija, quienes cocinaban la merienda.
“La casa no sirve para nada. No asoman mi mamá y mi hija (Rosa Guamán, 73 años, y Johana Iza, 22 años), las autoridades no nos dicen nada”, grita la señora mientras les cuenta a sus vecinos que buscaron durante toda la noche, sin resultado alguno. “Yo les gritaba, me metí al lodo, pero no encontré nada, no me respondía nadie, ni mi abuelita ni mi hermana”, dijo Jorge Iza mientras abrazaba a su madre, intentando consolarla.
Marco Verdesoto, de la Brigada de Infantería 9 Patria, señaló que desde ayer realizan labores de rescate con sus canes. Encontraron un cuerpo y hoy se disponen a continuar. “En Quito nunca he visto una catástrofe de esta magnitud, ayer en la noche la gente era desesperada pidiéndonos que encontremos a sus familiares, ellos también se metían a buscar, eso dificultaba nuestra labor”, enfatizó.
”Yo pensé que era terremoto, los vidrios de acá de la casa se cayeron, yo me quedé todavía acostada porque tengo artritis y hacía frío, en eso me levanto y veo que el agua casi llegaba al segundo piso, fue horrible”, dijo Domitila Remache, quien tiene 65 años y vive al pie de la montaña que se vino abajo. También indicó que todo se fue con el lodo, no tienen luz ni internet, solo agua.
El garaje de su casa fue usado como campamento improvisado durante la emergencia. “A las personas que más pudimos les metimos acá, aquí en la calle había muertos y también les ayudamos a evacuar a los señores de la Cruz Roja, pasamos una experiencia bien fea”, señaló Doris Criollo, mientras se ayudaba con un recogedor de basura plástico para sacar el lodo que había ingresado a su casa.
Las autoridades intentan acordonar la zona del desastre, mientras los medios de comunicación presentan la magnitud del aluvión que dejó la tarde y noche de ayer. Además, intentando contar las historias de los desaparecidos, para saber si se encuentran en alguna casa de salud. (I)