Aguas Verdes, Perú

Las llamas arrasaron con todo a su paso en la bahía comercial de Aguas Verdes, zona fronteriza con Huaquillas, ciudad del límite con Ecuador.

Esta emergencia dejó sin su fuente de ingresos a decenas de comerciantes.

“Nos quedamos sin nada… Solo cenizas”, lamentó un vendedor mientras intentaba rescatar lo poco que quedó entre los escombros este jueves.

La tragedia se desató la noche del miércoles 26 de marzo, cuando un incendio originado en un taller de soldadura se propagó de forma descontrolada y causó daños a 24 locales de venta de ropa y dos edificaciones utilizadas como bodegas, según expuso el alcalde de Aguas Verdes, César Chapoñan Díaz.

El fuego no dio tregua. En cuestión de minutos, las estructuras colapsaron ante la intensidad de las llamas, mientras los comerciantes huían desesperados tratando de salvar sus productos.

Bomberos de los cantones orenses de Huaquillas, Santa Rosa, Machala, Arenillas y El Guabo se sumaron al esfuerzo para contener el fuego, colaborando con los equipos de Zarumilla y Aguas Verdes.

Durante más de tres horas, los equipos lidiaron con las llamas y humo tóxico, dijo uno de los habitantes de la zona.

Los equipos de emergencia desplegaron todas sus unidades: dos carros de ataque y dos de abastecimiento desde Huaquillas, mientras que Santa Rosa apoyó con dos unidades de ataque, una de abastecimiento y una ambulancia. Machala, Arenillas y El Guabo también enviaron recursos para combatir la emergencia, en un esfuerzo coordinado que evitó que el desastre fuera aún mayor.

Incendio afectó locales en Aguas Verdes. Esta mañana, comerciantes evidenciaron los daños ocasionados.

A pesar de la magnitud del incendio, no se registraron víctimas mortales ni heridos graves.

Sin embargo, un bombero de Zarumilla sufrió asfixia por inhalación de humo y tuvo que ser trasladado a un centro de salud en territorio peruano. Su estado es estable.

El amanecer de este jueves, 27 de marzo, dejó al descubierto un escenario desolador. Entre las ruinas humeantes, los comerciantes removieron los escombros con la esperanza de encontrar algo que pudiera ser rescatado.

“Aquí vendía el sustento de mis hijos”, dijo entre lágrimas una mujer al descubrir que su puesto de ropa había desaparecido por completo.

Las pérdidas aún no han sido cuantificadas, pero se estima que la destrucción supera los cientos de miles de dólares.

La mercadería almacenada en uno de los edificios siniestrados quedó reducida a cenizas, dejando a muchas familias sin su única fuente de ingresos.

Las autoridades locales han iniciado gestiones para brindar apoyo a los afectados. El origen del incendio podría tener relación con un cortocircuito en un taller de soldadura, lo que generó una chispa que rápidamente se convirtió en un incendio imparable.

Mientras tanto, los comerciantes afectados intentan asimilar la tragedia. Algunos han comenzado a levantar pequeños puestos improvisados con lo poco que lograron salvar, aferrándose a la esperanza de empezar de nuevo.

“No podemos quedarnos en la tristeza. Hay que seguir adelante”, expresó José Mendieta, uno de los afectados, con la determinación de reconstruir lo perdido. (I)