Ipiales, Colombia
En un megaoperativo realizado en la fronteriza ciudad de Ipiales, frente a Ecuador, se desarticuló una banda que presuntamente se dedicaba al tráfico de migrantes. En esta operación participó el Servicio de Seguridad Diplomática (DSS, por sus siglas en inglés) de la Embajada de Estados Unidos, el departamento de Migración, la Policía y el Ejército colombiano.
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Nueve presuntos miembros de la red autodenominada Sin Fronteras fueron detenidos. El Juzgado Primero de lo Penal de Ipiales les impuso una medida de aseguramiento.
Los implicados presuntamente delinquían en las inmediaciones del puente internacional Rumichaca y en los pasos irregulares que conectan con el Ecuador (Ipiales y Tulcán). Según la policía del vecino país, tras la pandemia, las trochas se incrementaron en 65 pasajes no autorizados para el cometimiento de varios delitos.
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Una fuente de la Fiscalía colombiana sostuvo que este grupo delictivo se dedicaba al ingreso ilegal a Colombia de ciudadanos de Haití, Cuba, Sierra Leona (África), Bangladesh, China, Siria e Irak, que eran movilizados desde Tulcán (Ecuador) hacia esa urbe fronteriza.
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Desde mayo del 2020, según se informó, la banda coordinaba el desplazamiento terrestre de los migrantes hacia los municipios de Necoclí (Antioquia) y Acandí (Chocó) para llegar a Panamá, y de allí se dirigían a México hasta su destino final: los Estados Unidos.
Las investigaciones señalan que los detenidos presuntamente se encargaban de prestar servicios de hospedaje, transporte y falsificación de documentos migratorios y pasaportes, gestión por lo que cobraban entre $ 250 y $ 300 por cada migrante, dependiendo de su nacionalidad.
Además, la estructura obtenía ganancias semanales de hasta $ 10.000 por cada bus despachado desde Ipiales hacia Necoclí. También, se determinó que, para realizar estos traslados, la banda Sin Fronteras utilizaba empresas de turismo como fachada, con viajes a la población chocoana de Acandí, cobrando por el transporte marítimo entre $ 150 y $ 200.
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Los imputados fueron capturados mediante orden judicial durante el operativo realizado por servidores del Cuerpo Técnico de Investigación (CTI), junto con agentes de la Sijín de la Policía Nacional, uniformados del Ejército y funcionarios de Migración de Colombia.
Las autoridades incautaron ocho teléfonos celulares que estaban en poder de los investigados, quienes -según las indagaciones- no aceptaron su responsabilidad en los delitos que se les atribuye. Sin embargo, la Fiscalía colombiana les imputó cargos a los procesados por su presunta responsabilidad en los delitos de concierto para delinquir y tráfico de migrantes, durante la audiencia de formulación de cargos.
Todos los procesados son colombianos: Luis R. Z., alias Lucifer, supuesto cabecilla de la estructura delictiva; Wilmer R. M., alias Pin Pin; Jhon R. Z., alias Mono; Édgar T., alias el Abuelo; Édgar E. Y., alias Zancudo; Jorge G. P., alias Tato; Marvin T. Ch., alias el Negro; Jorge R. S., alias Chamizo; y Gustavo O. A., alias Caleño. Una persona más, que está recluida en el centro carcelario de esa ciudad por los mismos delitos, fue vinculada al proceso.
Hace dos semanas, 16 integrantes de otra banda fueron aprehendidos en Tulcán, entre venezolanos y ecuatorianos, que operaban en los exteriores de la terminal terrestre. Ellos son vinculados al grupo delictivo Tren de Aragua, que opera en Venezuela, Colombia, Ecuador, Perú y Chile.
El juez de Carchi ordenó, en este último caso, medidas cautelares y los dejó en libertad. Estas bandas, según reportes policiales, tienen conexión entre Tulcán e Ipiales. (I)