Ambato

Al recorrer algunos sectores de Ambato se observan terrenos con sembríos en pocas extensiones o abandonados, debido al fraccionamiento al momento de repartir las herencias y por las construcciones de viviendas.

Publicidad

Eso obliga a los agricultores a arrendar espacios más grandes o trabajar a medias con los dueños de los lotes, con el fin de producir cantidades que permitan sacar a los mercados.

“Por la pandemia del COVID-19 me despidieron del trabajo en una institución financiera, desde ahí me dedico a la agricultura, pero a los problemas que se tienen por la sequía, los altos costos de los insumos y los bajos precios de los productos en los mercados, se suman los espacios pequeños que quedan para sembrar. Por eso, en mi caso, tengo que buscar en otros lados”, aseguró Víctor G., agricultor de la parroquia Santa Rosa.

Publicidad

“En mi casa tengo un terreno de 200 metros cuadrados, ahí siembro papas, pero por el clima sale solo para el consumo de la familia, a veces ni eso. Por eso arriendo en sectores aledaños lotes de por lo menos 2.000 metros para sembrar fresa, ahí se obtiene algo de ganancia”, comentó y añadió que lo mínimo de arriendo es tres años. Él cancela $ 1.000 anuales.

En Totoras piden suspensión de fábricas porque sus habitantes creen que producen contaminación

Natividad Caiza, vicepresidenta de la Junta Parroquial de Pilahuín, aseguró que el 30 % de esa localidad se dedica a la agricultura hasta los 4.100 metros de altitud.

Predomina la siembra de papas, zanahoria amarilla, haba, oca y melloco, pero por los problemas que atraviesa el campo y por falta de terrenos aptos, se tiene más para el consumo de las familias.

Hay muchos agricultores de la parroquia que se van a Salcedo, Latacunga o Pujilí, en la provincia de Cotopaxi, porque allá hay todavía terrenos más grandes para sembrar en cantidades que permitan sacar la producción a los mercados, reconoció Caiza.

“Si queremos tener algo de ganancia se deben tener grandes extensiones de terreno para cultivar, pero por los minifundios que hay en Pilahuín hemos dejado de sembrar bastante en nuestros territorios y solo tenemos para el consumo de la casa”, añadió.

‘No es posible que se pase todo el día con la incertidumbre de a qué hora nos cortan y a qué hora regresa la energía’

Señaló que como junta parroquial de alguna manera tratan de incentivar la agricultura con la adquisición de semillas mejoradas y también la dotación de plántulas, aunque el presupuesto no es mucho porque para el tema agrícola hay $ 3.000. Se hace la entrega por etapas a las comunidades, informó.

A otras partes

Para trabajar en el campo, los habitantes buscan terrenos en los páramos de Zumbahua, cantón Pujilí o Cusubamba, Salcedo, para arrendar con el fin de sembrar ajo.

Este trabajo se hace desde hace algunos años porque en la parroquia ya no hay espacios aptos, manifestaron Isabel y Anita Pilamunga, agricultoras de la comunidad Pucará Grande de Pilahuín.

Los terrenos se arriendan por la temporada hasta que se coseche el ajo: si es en el páramo, sale a los ocho meses, y en el bajío, a los seis. El valor también es de acuerdo a la extensión del terreno, puede ser $ 500 hasta $ 1.000.

Cuatro vehículos involucrados en siniestro de tránsito en Ambato que dejó heridas a dos personas

El trabajo es duro porque cada semana se viaja a trabajar en los terrenos para deshierbar o hacer las curaciones a las plantas.

Luis Poaquiza, director distrital del Ministerio de Agricultura y Ganadería (MAG) en Tungurahua, reconoció que las particiones de los terrenos por herencias, ventas o construcciones disminuyen las extensiones cultivables.

“Ante esta realidad, que no la controlamos nosotros, en el MAG lo que se propicia es la asociatividad. Por esa razón se organiza a los agricultores para que a través de grupos de la misma zona o lugar unan las producciones con el fin de lograr abastecer de mejor manera al mercado”, explicó.

Estudios determinarán trabajos por ejecutarse en socavamiento de paso lateral de Ambato

El funcionario considera que no agruparse les hace a los agricultores débiles en la parte comercial, porque si se tiene un terreno muy pequeño, al momento de cosechar e ir al mercado, como va de manera eventual, le cancelan precios bajos.

Pero si asociándose se tiene producción sostenida y se hacen enlaces con los compradores, se van a obtener mejores precios por el poder de negociación.

En Tungurahua hay 230 asociaciones de productores, en este año se entregaron las personerías jurídicas a seis, pero otras se suman para obtener el documento.

“Porque haciendo una producción asociada se tendrá la posibilidad de planificar un trabajo más ordenando y evitará que los agricultores vayan a trabajar arrendando o al partir en otras provincias”, aseveró Poaquiza. (I)