Agarrado de la cola de uno de los dos burros, sus compañeros de travesías, así iniciaba el ascenso Baltazar Ushca, conocido como el último hielero del Chimborazo, quien lamentablemente falleció a sus 80 años, este 11 de octubre, tras ser hospitalizado por un accidente en su casa.
Madrugador, como acostumbra la gente que trabaja en el campo. Antes de que los primeros rayos de luz aparecieran, él ya estaba listo para su primera caminata. Una zona de pajonales: esa era su primera parada, para cortar las lisas ramas de paja y elaborar con ellas las sogas con las que amarraría los bloques de hielo.
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Falleció Baltazar Ushca, el último hielero del Chimborazo
Otras ramas de paja no formaban parte de las sogas: eran para cubrir los rectángulos helados. Esa era la segunda parada de Baltazar.
El ciudadano, que nació en 1944, mantuvo una tradición ancestral y una actividad que con el paso del tiempo había desaparecido casi por completo. Solo él la continuó desarrollando hasta sus últimos días.
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Con la sonrisa característica, sus dientes amarillentos que denotaban el paso de los años y marcado por las arrugas dibujadas en su rostro, Baltazar cortaba bloques de hielo del volcán Chimborazo para transportarlos hasta el mercado La Merced, de Riobamba, y venderlo a los jugueros, comerciantes que ofrecen batidos y jugos frescos.
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Baltazar era pequeño: no medía más de 1,50 metros. Sin embargo, dentro de su cuerpo guardaba la fuerza de un roble, incansable para caminar, picar sobre el hielo y levantar los pesados cubos hasta su fiel animal, el medio de transporte que usaba para subir y bajar del volcán más alto del Ecuador.
Entidades gubernamentales y la ciudadanía reaccionaron conmocionados ante el fallecimiento de un ícono cultural del Ecuador. Baltazar fue reconocido como parte del patrimonio del país.
Se levantó un museo y visitas guiadas en los que Baltazar mostraba los hábitos y costumbres que le hicieron merecedor del reconocimiento nacional e internacional.
En el 2020, Baltazar Ushca terminó sus estudios de primaria. Primero fue parte del programa de alfabetización; ahí aprendió a escribir su nombre y apellido. Era una persona entregada al campo; por eso, no había aprendido a leer y escribir.
Después fue parte del programa posalfabetización, cursando los niveles de cuarto y quinto años de educación básica. Después cursó sexto y séptimo, concluyendo una meta: finalizar sus estudios.
Ahora su yerno es quien puede mantener la tradición del hielero del Chimborazo viva. Él fue su alumno y acompañante durante los últimos días que Baltazar se dedicó a esta actividad. (I)