El Ángel, TULCÁN

Los expertos en temas medioambientales califican al incendio forestal registrado en la Reserva Ecológica El Ángel (REEA), entre el 25 y 29 de enero, como una catástrofe ambiental de magnitud considerable.

El gigantesco incendio habría provocado daños ambientales irreversibles y es probable que muchas especies de flora y fauna hayan desaparecido. Carlos Velasco Enríquez, consultor y asesor ambiental en sectores estratégicos, sostiene que posiblemente los efectos podrán ser dimensionados a mediano y largo plazo.

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El informe presentado por Washington Arce, comandante de la Brigada de Refuerzo de Incendios Forestales (BRIF), que lideró el combate del flagelo, determina que el perímetro de afectación por las llamas es de aproximadamente 1.600 hectáreas.

La REEA cuenta con una superficie de 16.591,60 hectáreas, de confirmar el barrido satelital las 1.600 afectadas, un 10 % de este entorno natural habría sido incinerado, situación que preocupa a los ambientalistas.

Bomberos controlan incendio en la reserva ecológica El Ángel

Andrés Laguna, reconocido biólogo, indica que el desastre ambiental es incomparable y afecta al país, porque es un ecosistema tan sensible y estratégico, ya que provee bienes y servicios ambientales, como la fijación de carbono, aire y es parte del mantenimiento del ciclo hídrico.

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Animales como el oso andino, venados y pumas ante la destrucción de su hábitat migrarán a las partes bajas o hacia otros lugares. Mientras que los animales menores como conejos, zarigüellas, entre fueron calcinados por las llamas. Foto: Cortesía

Este lugar destacado por su importancia paisajística y belleza escénica, única por su fauna y flora tiene como principales habitantes a los frailejones, una planta exótica que tiene un tronco grueso, con hojas cóncavas dispuestas en forma de roseta y con vellosidades, que ofrecen servicios ecosistémicos como la captación de agua del ambiente, protección del suelo, control de la erosión, regulación hídrica y la provisión de compuestos medicinales y usos culturales.

Laguna explica que los páramos de frailejones vienen desde Venezuela hasta el norte del Ecuador, tienen como principal característica concentrar grandes cantidades de carbono y agua. Cita a las achupallas, asociadas al sistema de los frailejones, que en conjunto constituyen un espacio de microhábitat para diferentes espacies de anfibios, réptiles y roedores.

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La achupalla genera el néctar para uno de los colibríes más raros del mundo: el colibrí gigante, que se alimenta de sus flores, así como también es la comida del oso andino.

“Al perder todo ese tipo de especies importantes que son alimento y hábitat de animales grandes, medianos y pequeños, hace que la biodiversidad ecosistémica pierda la estructura”, anota.

Incendio se mantiene en la Reserva Ecológica El Ángel y ya ha afectado 900 hectáreas

Carchi y varias provincias no están preparadas para estos desastres

Carlos Velasco Enríquez, consultor y asesor ambiental en sectores estratégicos, comenta que Carchi y muchas provincias que tienen este tipo de reservas deberían estar preparados para enfrentar estos problemas, pero el flagelo en el caso de la REEA sorprendió a un espacio natural desprovisto de los suficientes guardaparques, es decir, los 12 existentes no son suficientes, siendo necesarios mínimo 20, para vigilar las 16.000 hectáreas.

“No hay especialistas, vehículos, educación ambiental, equipo adecuado y personal especializado”, agrega Velasco exsubsecretario de Calidad Ambiental.

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Incluso quienes estuvieron atendiendo la emergencia afirman que no tienen las herramientas ni los equipos adecuados. Y dicen que los trajes de protección que utilizaron se habrían destruido, como corrobora Cristian Moscoso, jefe del Cuerpo de Bomberos de Espejo.

Velasco agrega que tras reuniones mantenidas con expertos en el tema llegaron a la conclusión de que por ahora no se debe hacer nada, ya que desde el punto de vista ecológico del ecosistema hay que esperar un tiempo prudente, de entre seis meses y un año para ver cómo avanza la sucesión vegetal luego del incendio.

“La flora y fauna es demasiado frágil, es recomendable hacer durante este tiempo vigilancia y monitoreo para que no se vuelva a repetir el flagelo, y evidenciar cómo van creciendo y se van adaptando las especies por sucesión vegetal”, añade el experto.

COE de Carchi solicita helicópteros para sofocar incendio en la reserva ecológica El Ángel

Después de la tragedia ambiental son evidentes estas imágenes impactantes, que confirman la magnitud del flagelo, mostrando una suerte de cementerio de frailejones. Foto: Ricardo Cabezas

El biólogo Andrés Laguna cree que para recuperar naturalmente el sitio devastado sin la intervención humana se necesitarán por lo menos unos 20 años, tiempo que permitirá conocer cómo la cobertura vegetal ha logrado regenerarse, aunque algunas de estas plantas como los frailejones toman cientos de años para alcanzar una altura de 3 a 4 metros.

“Lo perdido no podremos recuperarlo ni volverlo a ver como fue, al menos dentro de unos 50 años, los trabajos que se pueden aplicar son la regeneración de ecosistemas, siendo recomendable trabajar con los frailejones y achupallas, buscando repoblar estos espacios.

Es posible que ante el desastre osos, pumas, venados comiencen a desplazarse a las zonas más bajas, por lo que las autoridades ambientales, comunidades, juntas parroquiales y municipios que están alrededor deben estar pendientes y reportar la migración al 911. Se ven obligados a abandonar estos sitios para sobrevivir.

No es simple lo que ha sucedido, tomará muchas décadas volver a tener un ecosistema como el que resultó incinerado y se deberán iniciar los trabajos de restauración de estas especies que son claves en este tipo de ambientes naturales, añade Andrés Laguna, especialista en el manejo y conservación de grandes mamíferos silvestres.

Es urgente instalar una red de monitoreo con drones y un sistema informático y satelital que posibiliten una vigilancia milimétrica, así como contar también con especialistas en el tema y promover una campaña agresiva de educación ambiental en la población, más aún cuando este tipo incendios son provocados, sugiere Carlos Velasco Enríquez.

Se requieren fiscales, jueces y policías especializados

Damián Ponce, director de la REEA, sostiene que están realizando las investigaciones correspondientes con denuncia formal en la Fiscalía de Carchi, con el propósito de identificar a los posibles causantes del flagelo.

Damián Ponce, responsable de la Reserva Ecológica de El Ángel, junto a efectivos bomberiles y guardaparques rescata los animales que lograron sobrevivir ante las flamas que alcanzaron los tres metros de altura. Foto: Ricardo Cabezas

Ponce junto a los guardaparques de este mágico lugar han rescatado varios mamíferos que han sido presa de las llamas y han logrado salir de esta desgracia ambiental. Asegura que hay impotencia ante este probable atentado que puso en riesgo la fauna y flora de esta reserva natural.

El Código Orgánico del Ambiente, que está sobre las ordenanzas provinciales y municipales, establece la normativa para horarios de visita a estos lugares y sanciones para quienes agreden a estos sitios ecosistémicos.

En Carchi, entre el 2014 y el 2024 existe un solo caso juzgado por atentados contra la naturaleza, tiene relación con caza ilegal de especies. El dictamen judicial estableció que los dos sentenciados oriundos de La Libertad, parroquia adjunta a la REEA, no deben acercarse al lugar donde se produjo la captura del animal, pagar $ 600 cada uno, y presentarse cada mes en la Unidad Judicial Multicompetente de El Ángel.

El otro proceso estaría en segunda instancia en Quito, donde todavía no ha sido resuelto, de acuerdo con información de la Judicatura en Carchi. Los tres judicializados son oriundos de poblaciones cercanas a la REEA.

En el Ministerio del Ambiente, Agua y Transición han manifestado que existen varias denuncias y que en los temas a los que a ellos les compete proceden a notificar a los afectados.

En esta dependencia confirman que hay distintos conflictos en los que Páramo Salvaje, uno de los colectivos ambientalistas de Tulcán, ha denunciado a varios hacendados que tienen sus terrenos cerca a la zona de amortiguamiento de la REEA.

Los presuntos infractores estarían incumpliendo con la normativa ambiental, afectando a la cobertura vegetal y fuentes hídricas, no respetando la frontera agrícola y habrían convertido a esos lugares en hatos ganaderos o gigantes sembríos de papá, utilizando maquinaria pesada en las labores de siembra.

Carlos Velasco señala que lamentablemente en el país no existen unidades de policía ambiental especializadas, peor fiscales o jueces ambientales, es decir, no hay profesionales que conozcan cómo se deben sancionar estos delitos.

Los que sancionan son jueces que conocen sobre temas tributarios, penales o civiles, los operadores de justicia en estos temas no tienen una alta especialización y no cuentan con conocimientos sobre las connotaciones que tiene esta rama, comentan ambientalistas y juristas locales.

Las personas detenidas siguen argumentando que fueron contratadas, que son trabajadores de las haciendas, que no habrían sido ellos o simplemente vienen desde el vecino país (Colombia), que está cerca geográficamente. Eso hace que muchas veces los juicios queden flotando o sean dilatados, no dejando un precedente los fallos.

Es recomendable que se cree una Fiscalía y Policía Ambiental especializadas, con suficiente personal preparado, equipos, logística y demás, recomiendan Velasco y Laguna.

El art. 246 del Código Orgánico Integral Penal (COIP) sanciona con prisión de 1 a 3 años a quienes directa o indirectamente provoquen incendios en bosques nativos o plantaciones y si hay personas fallecidas la pena va de 13 a 16 años.

Efectos y estragos

Entre los efectos graves que deja esta devastación constan: pérdida de hábitat (flora y fauna), varias especies migrarán hacia otros lugares, afectará a la esponja de agua, disminuyendo el recurso hídrico que abastece a cuatro cantones carchenses y se perderán los servicios ecosistémicos.

En lo social, desmejorará el trabajo de la gente que vive de los páramos, se estima que en el país 500.000 personas realizan distintas actividades en estos sitios.

Los especialistas sugieren realizar un trabajo conjunto entre el Ministerio del Ambiente, Prefectura, Alcaldías, Juntas Parroquiales y comunidades, logrando un verdadero espíritu de cuerpo.

Otras recomendaciones son dotar de infraestructura a la REEA con drones, computadoras, sistemas satelitales, equipos de comunicación, logística, entre otras, asignar más guardaparques con base en un estudio serio y actualizado.

También trabajar en temas de sensibilidad ambiental y generar alternativas a las personas que trabajan en los páramos. (I)