Las tradiciones de antaño de la población afroesmeraldeña, sobre todo las del norte de la provincia, se ponen de manifiesto durante la Semana Santa, que termina con la procesión del Domingo de Pascua, también conocido como Domingo de Gloria.

Aquí, los cánticos, los rezos, los ritos, los bailes y la cultura de sus habitantes toma relevancia en esta fecha religiosa, importante para la comunidad.

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Por ejemplo, los pobladores de la parroquia Colón Eloy, norte, celebran la Semana Santa con escenas recreadas de la vida, pasión y muerte de Jesucristo.

“Es todo un proceso diseñado para mirar en vivo un cortometraje de una semana, con actuaciones religiosas y culturales bien marcadas por el pueblo afroesmeraldeño de esta comarca”, comenta Jorverlis Corozo, exautoridad parroquial.

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El proceso comienza el lunes y termina este domingo 4 de abril.

En toda la semana se narra la pasión y muerte de Jesús y se termina con la procesión del Domingo de Pascua o de Gloria, relata Franchesca Ayovi, colaboradora.

Tradiciones afroesmeraldeñas en el norte de la provincia de Esmeraldas se impusieron. Tomada del Facebook de Franchesca Ayoví.

Es una tradición que se realiza todos los años y que no se la suspendió por la pandemia del COVID-19, según sus organizadores. No obstante, se tomaron medidas de bioseguridad para evitar posibles contagios.

Unas mil personas de la comunidad actúan recordando a diferentes personajes de la época. Todos las escenas se realizan en las calles. Y en la iglesia de Colón Eloy se dan otras ceremonias.

Desde febrero comienza la organización. Se arman los grupos por actuación, se seleccionan los actores y se dan responsabilidades.

Todo desde una perspectiva generacional, que integra grupos de adultos y jóvenes, relata Jorverlis.

Las mujeres practican también los cánticos alusivos a la celebración, detalla Alodia Simisterra, integrante.

Algunos jóvenes ejecutan el papel de “agitadores, encargados” del arresto de Cristo y de las otras dos personas que fueron llevadas ante Pilato.

Hay un espacio de la procesión en el que se hace el simulacro del encuentro de las mujeres de Jerusalén.

“Se denomina el tope, entre los grupos que son los judíos, llevando a Cristo, y las mujeres, siguiendo a María y Magdalena”, dice Dominga Caicedo, quien en esta ocasión representa a la madre de Jesús.

Deben llegar a un sitio de la comunidad y encontrarse frente a frente en una hora determinada.

Para coincidir, desde la iglesia donde se está celebrando otro evento, hacen un disparo (con escopeta).

Édgar Corozo es el encargado del grupo de jóvenes, que simulan ser los captores de Cristo.

Corozo Valencia dirige a las mujeres que siguen al encuentro de Jesús y que sufren por su captura.

“Las mujeres y los jóvenes son fundamentales, y se incluye a los niños desde los 12 años en adelante, para ir sembrando la costumbre, tradición, cultura y religiosidad”, manifiesta Pablo Gómez, coordinador.

Otros actos

Procesión y velas encendidas. En la ciudad de Esmeraldas se realizó un recorrido, en el que participaron pocos vehículos y el Cristo crucificado, a las 17:00 del viernes último. Ahí se visitaron las siete estaciones. Fue el acto central de la fecha.

Ya en la noche, en un sector más conocido como barrio Caliente se ubicó un rosario con velas encendidas, en la intersección de las calles Colón y Ricaurte, para pedir también por las víctimas del COVID-19. (I)