La carestía de los alimentos, la subida del dólar, los sueldos de hambre y exigir la libertad de sus compañeros apresados llevaron a miles de trabajadores a protestar en las calles de Guayaquil el 15 de noviembre de 1922. Uno de esos obreros fue Alfredo Baldeón, de oficio panadero, y que pertenecía a la sociedad Unión de Panaderos de Socorros Mutuos, afiliada a la Federación de Trabajadores Regional del Ecuador.

Alfredo encabezó, junto a otros obreros y dirigentes sindicales, la marcha que se convocó aquel día a las 14:30. Los manifestantes lograron que el gobierno de José Luis Tamayo libere a sus compañeros y con algarabía tomaron rumbo al cuartel policial, ubicado en las calles Cuenca entre Chile y Chimborazo, donde estaban detenidos para liberarlos. Sin embargo, un piquete de policías pensó que los obreros intentaban asaltar el cuartel, por lo que abrieron fuego a mansalva con fusiles.

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Esto provocó caos y desesperación. Los obreros se dividieron en grupos que tomaron diferentes direcciones en el centro de Guayaquil y comenzaron a asaltar los comercios, buscando armas para defenderse. Alfredo, y varios obreros más, divisan a un grupo de policías y militares que custodiaban una mesa electoral (ese día se realizaban elecciones locales) y trataron de quitarles las armas.

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Alfredo logró arrebatar el fusil a un policía y fue de los primeros en responder al fuego. Con su ejemplo, algunos manifestantes se quedaron junto a él resistiendo a la represión. Sin embargo, la confrontación no duró mucho, y una vez acabadas las pocas municiones de las que Alfredo disponía, un capitán de la policía le clavó su bayoneta (aunque algunos textos indican que fue un yatagán) en la boca en las calles Chiriboga entre Chimborazo y Alfaro (en el sector que hoy se conoce como Bahía Mall).

Los obreros buscaron ayuda médica, pero de nada sirvió, la herida era letal y Alfredo, de 21 años, murió. Su asesinato y la historia de su vida son parte protagonista del libro Las cruces sobre el agua, publicado por Joaquín Gallegos Lara en 1946 y que retrata la masacre obrera.

Alfredo Baldeón fue panadero y fue una de los obreros que encabezó la huelga general del 15 de noviembre de 1922. Foto: Acción Antifascista

Alfredo Baldeón era considerado por muchos como un personaje ficticio de la novela de Gallegos Lara e incluso una exageración. Y esta teoría se acrecentó luego que los gremios sindicales dejaron de frecuentar su tumba y de hablar sobre este trabajador.

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Con el pasar de los años la información sobre la ubicación de la tumba de Alfredo se perdió. Sin embargo, Miguel Cantos, historiador y director del Instituto Cultural Nuestra América, y Esmeralda Muñoz, fotógrafa, investigadora y divulgadora, desde el 2018 comenzaron la tarea de tratar de hallarla. En julio de 2022 lograron encontrarla.

Está ubicada en la puerta 3 del Cementerio General de Guayaquil, en el cerro, en lo que se conoce como el “cementerio de los pobres”. Allí, entre maleza, basura, moho y un árbol que trata de crecer desde dentro de la tumba encontraron un mausoleo con la leyenda: La Sociedad de Carpinteros de Auxilios Mutuos al cumplirse los cincuenta años del 15 de noviembre de 1922 rinde este homenaje a los trabajadores que cayeron en esta fecha negra de la historia de la clase obrera ecuatoriana.

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El mausoleo fue construido encima de la tumba de Baldeón en 1972. Los investigadores lograron recuperar un ejemplar del semanario El Pueblo, donde se publicó una nota sobre la conmemoración de los 50 años de la masacre obrera y se acompañó el artículo con varias fotos que mostraban el mausoleo, dirigentes y familiares de Baldeón.

Archivos periodísticos, fotos, e información del suceso ayudar a los investigadores a hallar la ubicación exacta de la tumba de Alfredo Baldeón. Foto: Jorge Guzmán

Luego, en el archivo histórico del Partido Comunista encontramos una foto de ese mismo evento, pero en la noche. El ángulo de las fotos nos permitió confirmar que se encontraba en la puerta 3″, dice Cantos.

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Sin embargo, en la nota periodística no se detallaba dirección exacta, por lo que les tocó mapear el cerro desde arriba, indica Muñoz. El objetivo de ellos es rescatar la memoria histórica de Guayaquil y Ecuador, y darles el reconocimiento que los mártires populares, como Alfredo Baldeón, se merecen, añade.

Para nosotros es sumamente importante rescatar la memoria del 15 de noviembre por la cantidad de cosas que se ocultan en esta ciudad y nos llamó la atención que ya no se hacen otras actividades, además de la marcha. Nos pareció extraño que en la actualidad nadie venga al cementerio a conmemorar la masacre obrera”, dice.

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En los registros de los diarios de 1922 hubo varios nombres de los trabajadores asesinados, entre ellos el de Alfredo. Además, existen otros documentos que hablan sobre el papel protagonista que realizó al encabezar la huelga general.

Otras pistas que siguieron los investigadores fueron las dejadas por Gallegos Lara en su novela, ya que él vivió la matanza cuando era niño.

Además, parte de la investigación también se debe a la recuperación de los archivos hemerográficos del Partido Comunista del Ecuador. Esta investigación nos ha permitido recuperar la tumba de Baldeón. A los 50 años de la muerte de Baldeón los gremios deciden crear un mausoleo que se inauguró en 1972″, confirma Cantos.

El mausoleo ha sido restaurado con ayuda de estudiantes de la Universidad de las Artes. Foto: Jorge Guzmán

Este mausoleo ha sido restaurado por Cantos, Muñoz y con la ayuda de varios estudiantes de la Universidad de las Artes. Para Lorena Santamaría, estudiante de la carrera de Artes Visuales de dicho centro de estudio y que ha participado activamente en la restauración de la tumba, rescatar el recuerdo de Baldeón sirve para poder observar “lo que hemos sido, lo que somos y lo que podemos ser” en la sociedad ecuatoriana.

“También para recordar que esto sigue pasando, recordar la historia y enfrentarla para buscar un mejor presente y un mejor futuro. Para mi carrera y objetivos me sirve para indagar en la historia y realizar investigación. Alfredo Baldeón tenía 21 años cuando murió y me pongo a pensar con mis amigos lo terrible que es salir a protestar y no regresar a nuestras casas”, indica.

Continúan las actividades para conmemorar los cien años de la masacre obrera del 15 de noviembre de 1922

Tammy Kuffo, estudiante de la Universidad de las Artes y que también ha participado en la restauración, afirma que lo que se busca con la divulgación de la tumba de Baldeón es cambiar la narrativa del cómo se ha contado la historia de la masacre obrera de 1922.

El mausoleo sobre la tumba de Baldeón fue construido en 1972. Los investigadores con ayuda de estudiantes lo han restaurado. Foto: Jorge Guzmán

Aquí ya le estamos dando cara a las personas y las consecuencias de lo que pasó en ese año. Por eso es importante dar a conocer lo que realmente pasó, poder concientizar sobre eso y compararlo con lo que sucede ahora. En la primaria y en la secundaria el enfoque que le dan a la masacre obrera es más literario hacia el suceso, se lo percibe como una fantasía, como una ficción y eso sigue alimentando la idea de que realmente no importó”, señala.

Dentro de las actividades que se han realizado para conmemorar la masacre se realizó el Recorrido sendas del 15 de noviembre, el pasado 12 de noviembre. Se hizo un recorrido por el parque San Agustín, varios sitios del centro de Guayaquil por donde pasó la marcha obrera de 1922 y en los puntos donde cayeron asesinados los obreros. La ruta terminó en el cementerio general de Guayaquil, donde se visitó la tumba de Alfredo Baldeón. (I)

Esmeralda Muñoz y Miguel Cantos son los investigadores que hallaron la ubicación exacta de la tumba de Baldeón. Foto: Jorge Guzmán