En plena capital del Ecuador todavía se habla de barrios sin agua potable o luz eléctrica, algunos por falta de una regularización de su asentamiento. Uno de los casos más relevantes es el de Carmela Ruales, una mujer de 84 años que padece de fibrosis pulmonar. Necesita estar bajo la conexión de oxígeno durante todo el día, pero cuando se corta la energía en su casa, se apaga el concentrador al que vive atada, conectan un tanque de reserva y tiene que salir en busca de electricidad.