En un hecho que forma parte de la historia de la política ecuatoriana, las Fuerzas Armadas ejecutaron un golpe de Estado el 15 de febrero de 1972, derrocando al presidente José María Velasco Ibarra y otorgando el mando supremo del país al general de brigada Guillermo Rodríguez Lara. El suceso, que ocurrió en pleno feriado de carnaval y pasó a la historia como el Carnavalazo, se desarrolló de manera rápida y sin enfrentamientos armados.

El derrocamiento de Velasco Ibarra se materializó horas después de su arribo a Guayaquil, donde planeaba dirigirse a la nación en una cadena de radio y televisión que nunca llegó a realizarse. En su lugar, las emisoras suspendieron su programación habitual y el mandatario fue escoltado hasta un avión que lo trasladó a Panamá, donde quedó exiliado.

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El golpe fue respaldado por las tres ramas de las Fuerzas Armadas: el Ejército, la Marina y la Aviación, consolidando rápidamente el control del país. Mientras en las calles reinaba la incertidumbre, el general Rodríguez Lara asumió oficialmente el poder, comprometiéndose a implementar un “Gobierno Nacionalista Revolucionario”.

Medidas inmediatas

Según archivos de Diario EL UNIVERSO, el nuevo régimen decretó el estado de sitio, impuso toque de queda y suspendió las actividades académicas en todo el territorio. Además, se prohibió la salida de ciudadanos ecuatorianos al extranjero y se estableció una estricta vigilancia sobre las instituciones públicas y las residencias de exfuncionarios del gobierno depuesto.

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Las Fuerzas Armadas asumieron el control de las provincias, reemplazando a los gobernadores civiles con jefes militares. Sin embargo, a pesar de estas medidas drásticas, el país permaneció en calma y no se reportaron disturbios.

General Guillermo Rodríguez Lara, quien gobernó el país entre 1972 y 1976, brinda un discurso en Guayaquil. Foto: Archivo

El petróleo, uno de los factores fundamentales del golpe de Estado

Uno de los factores clave tras la caída de Velasco Ibarra fue la creciente tensión en torno a la explotación petrolera en Ecuador. Con la reciente entrada en operación de importantes yacimientos, las Fuerzas Armadas veían en el petróleo una oportunidad estratégica para impulsar el desarrollo económico del país bajo un modelo nacionalista.

Rodríguez Lara, conocido por su discurso a favor de la industrialización y la autonomía económica, aseguró que su gobierno buscaría consolidar la soberanía sobre los recursos naturales, lo que despertó tanto expectativas como recelos en diversos sectores políticos y económicos.

Otro de los factores del golpe de Estado fue la brusca interrupción de la carrera hacia el poder en las elecciones, que probablemente habrían dado la victoria al líder del partido Concentración de Fuerzas Populares, Assad Bucaram y que estaban previstas para junio de 1972. Velasco Ibarra incluso llegó a cuestionar la nacionalidad de Bucaram.

Un exilio definitivo

Desde Panamá, el expresidente Velasco Ibarra declaró que no tenía intenciones de regresar a Ecuador y que planeaba trasladarse a Argentina para retirarse de la vida política. Con este exilio ponía fin a una trayectoria marcada por cinco periodos presidenciales y cuatro derrocamientos, un récord en la historia política ecuatoriana.

A días del golpe, el país permanecía bajo el control de Rodríguez Lara, mientras la ciudadanía esperaba las primeras acciones del nuevo gobierno. La historia del Carnavalazo quedó marcada como uno de los eventos más impactantes en la política ecuatoriana del siglo XX. (I)