“¿Cuánto debo, señorita?”, le preguntó un hombre a la cajera de un local de carnes, ubicado en la ciudadela Martha de Roldós. Ella le contestó: “$ 10,99 por la promoción de los dos pollos”. A su vez, le preguntó si la factura la quería con su nombre. El hombre dijo que “así nomás está bien, sin los datos”. La cajera emitió el comprobante bajo la denominación “consumidor final”.