En 2023, las exportaciones no petroleras no mineras crecieron 3 %, según Fedexpor, que señala también que es el crecimiento más bajo en los últimos 7 años. ¿Qué factores incidieron para este leve incremento?
Son varios factores. Lo primero que nos golpeó fue el efecto de controlar la inflación en otros países, como Estados Unidos. Estas medidas, sumadas a la guerra Rusia-Ucrania y la desaceleración de China, generaron que haya una reducción del consumo a nivel mundial que influyó en nuestros productos de exportación, particularmente en los productos acuícolas y pesqueros, y también en la manufactura, aunque menor. Dentro del país, también ha habido factores: la muerte cruzada (decretada en mayo de 2023), que nos llevó a un proceso electoral largo, es un año y medio constante de elecciones; y la creciente amenaza de inseguridad. Sin embargo, haber logrado un crecimiento de 3 % en estas condiciones, tanto internacionales como nacionales, no es menor. Se lograron sostener las exportaciones y se debe principalmente a que el banano tuvo un buen repunte.
Las condiciones de la economía internacional apuntan a que no solamente los precios se mantengan bajos, sino que también pueden reducirse más. Lo más probable es que 2024 será un año muy similar a 2023.
¿Podemos decir que el banano es uno de los sectores ganadores de 2023?
Sí, definitivamente. Las exportaciones del sector agroindustrial mostraron un incremento significativo en 2023 y ese crecimiento fue por el sector bananero y también cacaotero. Hubo un aumento considerable de los precios de exportación de cacao en grano.
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En cuanto a camarón, los precios, en cambio, se redujeron, pero sigue siendo el producto estrella del país. ¿Cuál fue la situación de este sector el año pasado?
Exportamos más de $7.000 millones de camarón. Sigue siendo nuestro principal producto, pero hubo una disminución notable por la caída de sus precios. Las exportaciones a China casi que se estancaron. Además, hubo condiciones climáticas adversas que afectaron el volumen de exportación del sector pesca. Todo el año anterior estuvimos viendo si se venía el fenómeno de El Niño.
¿Cuáles son las expectativas para cerrar este año?
Hay que medir esto mes a mes. El 2023 fue un año muy complejo y este comportamiento se ha ido repitiendo en 2024, en nuestros principales productos como camarón. Las condiciones de la economía internacional apuntan a que no solamente los precios se mantengan bajos, sino que también pueden reducirse más. Lo más probable es que 2024 será un año muy similar a 2023.
Es decir, los mismos niveles del año pasado…
Sí, y un crecimiento máximo de alrededor de 3 % a 4 %. Vale la pena también hacer un análisis mercado por mercado. Estados Unidos considera un crecimiento de apenas 1,5 % para 2024, con una política monetaria restrictiva y estará en un período electoral, por lo cual no habrá un crecimiento de consumo. En La Unión Europea, en 2023, hubo un aumento de consumo de productos agroindustriales y esperemos que siga con este incremento. China sigue siendo nuestro principal socio comercial no petrolero y vemos que puede haber un crecimiento de 4,8 % en 2024; la demanda interna sigue siendo débil, pero puede haber un repunte producto de la firma del acuerdo comercial con China.
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¿Cómo la situación actual del país afecta al sector exportador?
En 2024, las medidas económicas que se han tomado por parte del Gobierno, debido a la crisis fiscal, han hecho que se traslade mucha liquidez del sector privado hacia el sostenimiento de las finanzas públicas. Tenemos la autorretención y los impuestos al patrimonio. Otro gran problema al que se destinan muchos recursos es a seguridad; todavía no vemos una solución definitiva y no la veremos a corto plazo.
¿Se puede cuantificar cómo ha afectado estas medidas al sector privado?
Todo dependerá de cómo termine el año. La autorretención, que es uno de los golpes más fuertes, es prácticamente un anticipo del Impuesto a la Renta. Si se llega a cumplir con los volúmenes de exportación que proyecta el SRI (Servicio de Rentas Internas), y se genera ese impuesto, no hay problema, se pagó el impuesto. Pero si no se logra hacer una recuperación del mercado y la producción empieza a bajar, se tiene una pérdida de liquidez porque se anticipó más impuestos que los que se debían pagar. En este momento es complicado mencionar el efecto. Pero se ve claramente que mes a mes hay que trasladar la liquidez a la caja fiscal.
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Ecuador también pasó por una crisis energética y hubo apagones de hasta 8 horas este año. ¿Cómo afectó al sector exportador?
Calculamos alrededor de $150 millones sobre costos. Y sumemos el millón diario que invertimos en seguridad y los encarecimientos que se generan a nivel interno. Ha sido un año muy complicado.
Ecuador ha promovido la Ley IDEA. ¿Cuáles son las expectativas? ¿Cómo se está trabajando para impulsarla?
Trabajamos fuertemente hasta que pudimos. Conseguimos que congresistas y senadores apadrinen el proyecto, y hay una conciencia en el Congreso y Senado de que existe la necesidad de que Ecuador tenga un tratamiento preferencial por varios factores: la lucha contra el narcotráfico, las buenas relaciones con Estados Unidos y no tener acuerdo comercial. Todo esto fue bien recibido por la gran mayoría del Congreso norteamericano, pero trabajamos hasta que se nos cerró la ventana de oportunidad. Ahora tendremos una oportunidad en octubre antes de que se cierre el Congreso y lleguen nuevas autoridades. Vamos a seguir intentando, pero ya es un poco más difícil. Nuestro plan era tratar de que salga hasta junio de este año y no lo conseguimos.
Las medidas económicas que se han tomado por parte del Gobierno, debido a la crisis fiscal, han hecho que se traslade mucha liquidez del sector privado hacia el sostenimiento de las finanzas públicas.