Tras un 2024 de contracción económica, golpeada por la crisis energética y otros factores, el Banco Central del Ecuador (BCE) prevé una recuperación del producto interno bruto (PIB) en 2025, que se traduciría en un crecimiento superior al 2,5 %, según un informe publicado el 31 de marzo.

De acuerdo con el análisis, el crecimiento estará impulsado por “una mejora en la inversión pública y privada, una mayor disponibilidad de energía, la implementación de proyectos de infraestructura y el efecto positivo de nuevos acuerdos comerciales con China, Costa Rica y, potencialmente, Canadá y Corea del Sur. Además, se espera un repunte en el consumo privado, apoyado por una mayor colocación de crédito”.

Un aumento del PIB mayor al 2,5 % permitirá capitalizar progresivamente los esfuerzos en el sector fiscal, recoge el informe. Asimismo, promoverá el ingreso de recursos para inversión de mediano y largo plazo y dará cabida a un gasto social más eficiente enfocado en los sectores más vulnerables.

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El pronóstico se sustenta en un mayor consumo privado, mayor inversión pública y privada, la ejecución de proyectos de infraestructura vial y energética y nuevos acuerdos comerciales que fortalecerán el intercambio de bienes y servicios del país, argumenta el Banco Central.

No obstante, el banco advierte que ciertos factores internos y externos, en caso de concretarse y dependiendo de su magnitud, podrían impactar en los resultados previstos para 2025.

Las circunstancias que podrían afectar a la baja la previsión de crecimiento de 2025 están definidas por el escenario internacional, como la guerra arancelaria entre Estados Unidos, Canadá, China y México, incrementos de los precios internacionales por los nuevos aranceles y una posible reacción de los bancos centrales a nivel mundial vía alzas en las tasas de interés.

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Además, dado que la Organización de Países Exportadores de Petróleo (OPEP) no prevé un recorte a las cuotas de producción de crudo, se esperaría una reducción en el precio internacional del petróleo y de los precios de la energía.

El crecimiento también podría variar por fenómenos climatológicos, como fuertes lluvias; posibles inconvenientes en el transporte de crudo, que afectaría la producción y exportación de petróleo; reducción del financiamiento internacional, si se incumplen las metas de los organismos multilaterales o por una terminación anticipada del programa de financiamiento con el Fondo Monetario Internacional (FMI).

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Además, la estimación podría modificarse por los cambios en el escenario político tras las elecciones presidenciales de abril y las condiciones del entorno financiero y comercial internacional.

Para 2025, de manera preliminar, el BCE anticipó las siguientes tendencias en los componentes del gasto:

  • Exportaciones: se espera menor volumen que en 2024 debido a una reducción en las ventas de petróleo. Pero se prevé aumento de las exportaciones no petroleras, en especial de minería, cacao, atún, pescado y camarón. Los precios internacionales del cacao se mantendrían elevados a causa de la escasez de otros países productores.
  • Gasto del Gobierno: el acuerdo vigente con el FMI permitirá acceso a financiamiento por $ 1.250 millones para la consolidación fiscal, el mejoramiento del flujo de caja a través de la implementación de un sistema automático de pagos del Gobierno central y el mejoramiento en la ejecución del gasto de la inversión pública. Esto contribuirá a que el país acceda a $ 1.861 millones por financiamiento de otros multilaterales (Banco Mundial, BID, FLAR y la CAF).
  • Formación bruta de capital fijo (FBKF): se espera que la tendencia negativa de 2024 se revierta por un mayor impulso de la inversión pública y privada. También se vaticina un aumento en el gasto de consumo final de los hogares, incrementando el crédito de consumo —las importaciones seguirán creciendo— y la reactivación de actividades económicas. Además, el Biess planea subir en $ 841 millones la colocación de créditos hipotecarios, quirografarios y prendarios. Y las entidades financieras tienen expectativas positivas sobre la reactivación de la demanda de crédito a partir del primer trimestre del año.

La proyección anunciada por el BCE para 2025 dista de la estimación de crecimiento del 4 % que mencionó el candidato-presidente Daniel Noboa durante el debate por la segunda vuelta electoral, realizado el domingo 23 de marzo.

El informe del Banco Central no anuncia el resultado de cómo finalizó la economía ecuatoriana en 2024. Este dato se dará a conocer el próximo 15 de abril.

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Con ese indicador, más insumos remitido por el Ministerio de Economía y Finanzas, se realizarán las estimaciones y escenarios correspondientes para “ajustar con una mayor precisión la previsión hasta ahora obtenida para este año”, puntualiza el BCE.

Entre enero y septiembre de 2024, la economía nacional reportó caídas trimestrales consecutivas, en comparación con 2023. En el primer trimestre el PIB se contrajo en un 1 %; para el segundo trimestre el decrecimiento fue mayor, llegando al 4 %; y el tercer trimestre cerró en -1,5 %.

A nivel interno, el desempeño de la economía el año pasado estuvo agravado por la severa crisis energética, el cierre progresivo de pozos petroleros del bloque 43-ITT y por la inseguridad. Aquello incidió negativamente en la inversión, el comercio y la producción, concluyó el Banco Central.

La proximidad de las elecciones presidenciales y legislativas también pesaron sobre la economía en 2024.

En cambio, los factores externos, a escala global, que influyeron en el rendimiento del país estuvieron relacionados con tensiones geopolíticas, un latente conflicto armado, que configuraron un entorno internacional de incertidumbre. (I)