Han pasado cinco años desde que el exvicepresidente Jorge Glas pulsaba -junto con su hijo y su esposa- el botón rojo que daba inicio a la operación de las primeras cuatro turbinas de la Central Hidroeléctrica Coca Codo Sinclair (de 1.500 megavatios), y aseguraba satisfecho: “Misión cumplida”. Ese mismo 13 de abril de 2016, en el ECU911 de Quito, participaban de la ceremonia el expresidente Rafael Correa y su homólogo chino, Xi Jinping, celebrando la puesta en marcha del millonario proyecto que, según los planes, permitiría al país un cambio de matriz productiva y la exportación de energía.