La extracción de crudo en Petroecuador ha ido en descenso en el transcurso de 2024, complicando la meta que el Gobierno se planteó de incrementar la producción a 550.000 barriles diarios. Entre los principales factores que han incidido en la caída de la explotación petrolera en la empresa pública está la erosión regresiva del río Quijos, el cierre paulatino de pozos del bloque 43-ITT, fallas eléctricas en equipos, sequía, crisis energética y falta de inversiones.
Además expertos atribuyen el estancamiento de la producción petrolera, que se arrastra en los últimos años, a la carencia de una política pública en materia de hidrocarburos, el constante cambio de gerentes en Petroecuador y la falta de un manejo técnico de la entidad, además de la rotación de autoridades en el Ministerio de Energía.
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En enero de este año la empresa estatal registró un promedio de 410.399 barriles de petróleo por día (BPPD) y para septiembre cayó a 372.069, lo que implica una reducción de 38.330 barriles al día. Entre el 1 y el 27 de octubre la producción promedio diaria se ubicó en 374.123 BPPD, según el reporte de la petrolera estatal publicado este lunes, 28 de octubre.
A mediados de año la producción diaria cayó, de mayo a junio, a 34.009 barriles en promedio debido a que la empresa Oleoducto de Crudos Pesados (OCP) tuvo que paralizar temporalmente el transporte de petróleo ante el rápido avance de la erosión regresiva del río Quijos, en la provincia de Napo, que comprometía la infraestructura hidrocarburífera.
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Más adelante se presentaron otros inconvenientes. Petroecuador informó que en agosto la producción se redujo debido a la sequía del río Napo, lo que dificultó el abastecimiento de combustible para la operación de Edén Yuturi (bloque 12), provocando que varios pozos tengan que ser apagados.
En el mismo bloque ocurrieron fallas eléctricas que también obligaron a apagar pozos. Asimismo se reportaron más complicaciones en equipos por suspensiones de electricidad que afectaron la producción de los bloques 31 (Apaika Nenke), 61 (Auca), 58 (Cuyabeno), 12 (Edén Yuturi), 43 (ITT), 15 (Indillana), 56 (Lago Agrio), 57 (Libertador), 21 (Oso Yuralpa), 60 (Sacha) y 57 (Shushufindi).
A ello se suman daños en tuberías que cumplieron su vida útil, perforaciones clandestinas en los oleoductos y robos de cables.
El cierre paulatino de pozos del bloque 43-ITT, debido a la consulta popular de 2023, también restó la producción de Petroecuador. El pasado 2 de octubre el entonces ministro de Energía y Minas, Antonio Goncalves, confirmó que a esa fecha se habían cerrado entre cuatro o cinco pozos del bloque 43. No obstante, Goncalves reivindicó que la producción petrolera aumentaría, por eso se están repotenciando pozos y lanzando licitaciones.
El gobierno de Daniel Noboa anunció en agosto un ambicioso plan para captar inversiones privadas por $ 41.500 millones e incrementar la explotación del crudo a través de cinco rondas licitatorias con contratos de participación que tendrán una duración de 24 años.
De las cinco rondas, la más próxima es la licitación por $ 300 millones de los bloques 16 y 67, ubicados en la provincia de Orellana, que regresaron a manos de Petroecuador en enero de 2023. El proceso saldría hasta este mes de noviembre.
El régimen se planteó como meta incrementar el volumen de producción de hidrocarburos de 478.824,46 de barriles por día, en el año 2023, a 550.033,60 barriles diarios para 2025, de acuerdo con el Plan de Desarrollo 2024-2025.
Ese objetivo aún es distante, ya que en la actualidad —con corte al 27 de octubre— la producción nacional alcanza 472.359 barriles, de los cuales Petroecuador aporta con 375.369 BPPD y las compañías privadas con 96.990 BPPD, según la Agencia de Regulación y Control de Hidrocarburos.
La diferencia entre el último reporte de la producción nacional frente a la meta planteada en el Plan de Desarrollo 2024-2025 es de 77.674,60 barriles al día, aquella es la cantidad de barriles de petróleo que faltan para cumplir el objetivo del régimen.
Nelson Baldeón: Delegar bloques y que el riesgo no lo asuma el Estado
Para Nelson Baldeón, consultor en geopolítica energética, “tener liderazgo claro y firme” que se enfoque en el desarrollo del sector hidrocarburífero es clave para que la industria no se debilite más. Ese liderazgo comprende “sanear Petroecuador”, que tenga balances, para que sea una institución estable y confiable para atraer a las grandes inversiones que requiere el país.
Priorizar la producción petrolera, que es la principal fuente de ingresos del Estado, y abrir rondas de exploración para incrementar el número de reservas petroleras probadas que, a su vez, son el colateral con el que el país puede acceder a financiamiento en mejores condiciones.
Además, resalta Baldeón, al subir la producción de crudo sube la renta petrolera y, con ello, se pueden apalancar proyectos de energía renovable, como ya lo están haciendo otros países de la región. Observa que en el actual Gobierno “no se prioriza” la producción petrolera, porque “privilegia” el tema electoral; muestra de ello fue la posición que adoptó el presidente, cuando fue candidato, al minimizar los efectos del cierre del bloque 43-ITT.
Baldeón señala que para revertir la actual declinación de la producción de Petroecuador y obtener recursos económicos que alimenten de inmediato las arcas fiscales, el Gobierno tiene que aprovechar el decreto de emergencia por la crisis energética para “ordenar inmediatamente la reversión” de bloques para delegar a inversionistas privados con contratos de participación con los que el Estado no asume ningún riesgo.
Fernando Benalcázar: Petroecuador no tiene capacidad de reinvertir
La crisis energética, agudizada con fuertes cortes de energía desde finales de septiembre, también dificulta las actividades en los campos que maneja Petroecuador, advierte Fernando L. Benalcázar, analista energético y exviceministro de Minas, quien sugiere que para frenar la caída de la producción petrolera, la empresa pública debe generar su propia energía eléctrica aprovechando el gas asociado de los mecheros.
La baja producción de la empresa pública, dice Benalcázar, también responde a la indisponibilidad de inversiones y que “Petroecuador no tiene la capacidad de reinvertir la cantidad suficiente de dinero” luego de los ingresos que genera y van al erario nacional.
Además está el cierre del ITT y la paralización momentánea que tuvo el OCP. A eso se añaden “malas decisiones que se heredaron”, como fue la reversión de los bloques 16 y 67, cuya producción se redujo cuando volvió a ser manejada por Petroecuador. “Si se hubiese mantenido en el sector privado, con el plan de inversiones que ellos presentaron, hoy en día estaría en 20.000 barriles”, señala el exviceministro sobre la operación que dejó la empresa Petrolia.
Agrega que “es un error” que el Estado asuma más responsabilidad, en cuanto al manejo de pozos y transporte del crudo, cuando no posee la capacidad ni los recursos para sostener y mejorar el rendimiento. Se refiere a la última decisión de dar por terminado el contrato con Oleoducto de Crudos Pesados (OCP) y que el Estado, a través de Petroecuador, asuma el control hasta que se concrete una nueva licitación.
Benalcázar ve complicado lograr el plan de inversiones de $ 41.500 millones si las condiciones del país no cambian y no se brindan estabilidad ni certezas a los inversionistas. (I)