Andrea Cruz se ha acostumbrado a que los establecimientos a los que ella acude a comprar le envíen la factura a su correo electrónico. Hace unos días compró ropa y zapatos en una tienda del norte de Guayaquil y el documento le llegó a su e-mail. “Yo declaro impuestos y necesito las facturas. Al principio no me acostumbraba a las facturas electrónicas, pero con la pandemia cambié de opinión y ahora lo veo normal. Además, tengo la sensación de que más empresas envían las facturas al correo”.