"A veces yo digo: Dios mío, estamos como pordioseros, pidiendo..., ayúdennos con un carro, ayúdennos con otra cosa, porque no tenemos ni siquiera un carro municipal donde yo me pueda movilizar, cómo lo compro", confiesa desesperada la alcaldesa de Esmeraldas, Lucía Sosa, ante la crisis económica que, asegura, atraviesa su municipio, que acumula una deuda de $ 52 millones, la cual se agravó cuando al inicio de la pandemia el Gobierno les recortó $ 400.000 de su presupuesto mensual.