Una investigación de la organización animalista PETA reveló cómo funciona la industria de la cacería legal en Sudáfrica. Y aseguran que el presidente de ese país es socio de una de las empresas que se dedican a este negocio.

La cacería de animales por deporte es una práctica que suele ser apetecida por los ricos. Un negocio lucrativo que mueve millonarias sumas de dinero en el mundo.

Según PETA, existirían presuntas “conexiones e inversiones secretas” entre el presidente de Sudáfrica Cyril Ramaphosa y una propiedad de caza de trofeos llamada Diepdrift.

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Millonarios pagan miles de dólares para cazar animales salvajes. Foto: PETA

En Diepddrift se crían animales salvajes con el único fin de que sean cazados y convertidos en trofeos para los cazadores que llegan de todas partes del mundo.

“Ramaphosa está desarrollando y expandiendo discretamente una propiedad de caza de trofeos llamada Diepdrift y que posee el 50 % de Tsala Hunting Safaris”, aseguró PETA.

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La organización grabó conversaciones en las que funcionarios de la empresa de Ramaphosa admiten que comparten las ganancias de las cacería a través de la compañía Tsala. “Tratamos de mantener el nombre del presidente fuera de lo de la caza porque… por los ambientalistas… Entonces quiere ahorrarse esa, cómo puedo decir, mala publicidad y todo eso”, dijo uno de los trabajadores.

Según la información revelada, un estadounidense que aparece en un video publicado por PETA, pagó 30.000 dólares por la experiencia de cazar el animal y en caso de que quieran preservar los restos del animal para exponerlos como trofeos tienen que pagar 20.000 dólares adicionales.

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El turista dispara al elefante en la cabeza y observa cómo el paquidermo cae de rodillas. Mientras el animal está sufriendo sin poder levantarse, él y sus acompañantes se acercan a él por un lateral para poder disparar con mayor precisión y acabar con la vida del animal. Finalmente le dispara cuatro veces más, mientras el animal barrita, angustiado.

PETA le pide a todos aquellos indignados con esta cobardía que se unan a nosotros para presionar por la aprobación de leyes que prohíban la importación al Reino Unido de cabezas y otras partes de animales como trofeos”, ha asegurado la fundadora de la asociación, Ingrid Newkirk.

A mediados de este año, el empresario y filántropo británico Michel Ashcroftreveló en su libro ‘Juego injusto’ que se estarían criando 12.000 leones para ser cazados por turistas o, incluso, para comerciar con sus huesos.

Cabe aclarar que esta es una práctica permitida en algunas zonas del país africano y existen muchas empresas que ofrecen este tipo de planes a los turistas y que mueven millones de dólares al año.

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“Tsala Hunting Safaris del presidente Ramaphosa organiza rutinariamente cacerías de elefantes a través de Wayne Wagner Safaris en propiedades del Greater Kruger Conservancy”, dice la investigación.

El cazador de trofeos estadounidense (centro) posa con el elefante que asesinó afuera del Parque Nacional Kruger. Foto: PETA

El año pasado, una promoción de una de estas empresa llamada Mkulu African Hunting Safaris causó polémica. “Mate un león y de regalo le damos una leona”, así tituló una oferta dicha compañía. Según los planes que ofrecen en su página web, los precios para cazar un león varían entre los 15.000 y 30.000 dólares.

Se calcula que la cacería le aporta a la economía de Sudáfrica 1.500 millones de dólares y si bien no es bien vista en otras latitudes, más de 8.000 cazadores llegan todos los años a ese país dispuestos a pagar altas sumas de dinero para tener la experiencia. (I)