La erosión regresiva que colapsó a la cascada de San Rafael (en febrero) y que hace un poco más de un mes destruyó los oleoductos SOTE (Sistema de Oleoducto Transecuatoriano) y OCP (Oleoducto de Crudos Pesados) en un sector cercano, vuelve a amenazar a los oleoductos, ahora en el sector del río Quijos.