El primer ministro iraquí, Adil Abdul-Mahdi, anunció que dimitirá, como respuesta al reclamo del gran ayatolá Alí Sistani, figura tutelar de la política de Irak, pero el anuncio no logró que cesaran las protestas, que en una nueva jornada de represión dejó 21 muertos, los que se suman a los más 400 ya registrados desde que se inició el estallido el 1 de octubre.