Difieren en militancia, procedencia y trayectoria, pero comparten historias adversas que vivieron por el hecho de ser mujeres políticas. La más reciente es la de Marisol Peñaloza, concejal de Cuenca elegida por el movimiento Renace, pero ahora independiente.

Este año ella ocupó la Vicealcaldía durante dos meses, luego de que un fallo judicial ordenase una nueva elección en el Concejo Cantonal, que antes había escogido a un hombre.

Se alegó un irrespeto al principio de paridad de género, pero una nueva sentencia revirtió la decisión y la Vicealcadía volvió al ocupante inicial.

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Marisol Peñaloza, quien es nueva en la política, siente que vivió una “persecución” por parte de la prensa y sus colegas ediles, pues la acusaban de “perseguir el poder” y pretender “desestabilizar” a la administración local.

Yo he vivido esta violencia política. Hombres y mujeres tenemos los mismos derechos, pero si algo no está escrito no se hará cumplir ”, Marisol Peñaloza, concejal de Cuenca. 

Roberta Zambrano llegó a la Prefectura de Esmeraldas en mayo pasado, luego de haber pasado por una “campaña de desprestigio” en las redes sociales que se inició cuando aún era asambleísta.

En el 2018, el PSC –donde ella milita– realizaba sondeos de opinión para definir cuadros. Zambrano recuerda que un comunicador de Quinindé empezó a publicar mensajes en Facebook para “dañar” su imagen, porque apoyaba a otro partido. Ella refiere que hubo otros casos, pero que este en específico rayaba en una “violencia psicológica” que la motivó a denunciarlo ante la justicia.

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“Si en una ley se crea la violencia política, eso va a ayudar para que los adversarios no se conviertan en tus enemigos, sino sean adversarios nomás”, Roberta Zambrano, prefecta de Esmeraldas. 

Las adversidades para las políticas datan de mucho antes, y de ello dan testimonio Cecilia Calderón y Nina Pacari.

Calderón, la primera mujer que dirigió un partido (el extinto FRA), dice haber sufrido varias “ofensas” por su género, pero una que recuerda con más dolor fue aquella que ocurrió en la década de 1990, cuando en el entonces Congreso se discutían nombres para la presidencia.

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He visto violencia dentro de los propios partidos políticos, por ejemplo, cuando hacen las listas. Las mujeres a veces no se sienten preparadas.”, Ceclia Calderón, primer mujer que dirigió un partido político. 

El suyo surgió, pero la postulación no se concretó por “traición” de su coideario Fabián Alarcón, quien mantuvo una reunión en el baño de hombres para tratar el tema.

Pacari, la primera mujer indígena que llegó al Congreso, relata que sintió doble racismo cuando se estrenó en la política. Era 1997 y el movimiento Pachakutik la puso primera en la lista de asambleístas constituyentes (cargo que ganó). Pero refiere que durante la campaña los contrincantes cuestionaban su capacidad por dos aspectos: ser mujer e indígena.

Contemplar en una norma la violencia política es importante. La participación directa de las mujeres siempre ha sido cuesta arriba pese a las conquistas”, Nina Pacari, primer mujer indígena diputada. 

Las cuatro historias narradas son ejemplos de violencia política contra las mujeres, según la consultora Judith Flores, quien explica que la figura se diferencia de una discriminación por razones de género al alcanzar a sujetos de derecho que se desempeñan en la política.

“La participación de las mujeres en política resulta una transgresión”, anota Flores, quien coordinó un estudio sobre el tema que contó con el aval de ONU Mujeres y el Consejo Nacional Electoral (CNE).

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El CNE se basó en dicha investigación para incluir en su proyecto de reforma legal este tipo de violencia como una infracción electoral. Además se establecen sanciones.

El estudio concluye que en Ecuador hay “múltiples formas en las que se da esta violencia (...) por el hecho de participar en política”, sea como militante, candidata o dignataria.

La investigación refiere que hay una mayor exposición durante una campaña electoral y señala que los principales perpetradores de este forma de violencia son las organizaciones políticas. (I)