En un garaje en las afueras de Cuenca se encapsulaban pastillas con maquinaria artesanal que eran vendidas como analgésicos y antibióticos, pero todo era una farsa. El contenido de la supuesta medicina estaba falsificado, por lo que quienes la compraban ingerían un placebo que no generaba el efecto terapéutico esperado. Es el caso de falsificación de medicinas más grande en la historia del país con el decomiso, en julio del 2017, de 18 toneladas.