La contaminación de las fuentes hídricas es una realidad mundial que exige respuestas inmediatas, pero para hallar esas respuestas es necesario que cada persona tome conciencia sobre cómo aportar en el cuidado del agua, desde utilizar productos para la limpieza del hogar que sean amigables con el medio ambiente, hasta usar fertilizantes para la tierra que no contaminen los ríos, lagos, quebradas y embalses. 

Según la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económico (OECD), cerca de un 20% del agua utilizada en la vivienda se usa para el lavado de ropa, entre el 35%  y el 40% para bañarse y entre el 20% y el 30% para la descarga del sanitario. De acuerdo a estos datos, cada vez que utilizamos el agua para estos propósitos, también utilizamos productos para el aseo personal o detergentes y otros productos que poco a poco van contaminando el agua que llega a los ríos, lagos y océanos. 

Todo esto afecta a la calidad del agua, provoca que tenga mal olor o impide que sea navegable y hasta impacte en la producción piscícola.

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También se genera otro proceso de contaminación que es la eutrofización el cual se genera por la acumulación de nutrientes inorgánicos – sobre todo nitrógeno y fósforo - que sobrealimentan algas y otras plantas que consumen el oxígeno disponible en el agua y que afecta al desarrollo natural de los ecosistemas acuáticos e incluso bloquea el paso de la luz solar hacia estos.

Una de las principales causas de la eutrofización es el uso de fertilizantes para trabajar la tierra,  la ganadería mal manejada y los residuos urbanos, en especial, de detergentes que contienen fosfatos y otros componentes contaminantes.

En este último punto, los seres humanos podrían lograr cambios significativos al modificar de manera sencilla sus hábitos de consumo. “Debemos informarnos mejor sobre qué tipo de productos compramos para la limpieza del hogar. Estos limpiadores viajan por la cañería y terminan en ríos y mares”, señala Fabio Cahen, Gerente de la Unidad de Cuidado Personal y del Hogar de BASF para Colombia, Ecuador y Venezuela.

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Cahen explica dos decisiones clave para usar responsablemente el agua en el hogar, con el fin de disminuir el impacto de estas sustancias en el agua:  

  • Los limpiadores deben ser biodegradables - sostenibles y ecológicos. En Ecuador, una resolución del Ministerio de Industrias, modificada en diciembre del 2015, señala que los productos deben tener un máximo del 10 % de fosfato en su composición. Para el 2016, el máximo de concentración de fosfatos debía ser del 5%, mientras que para enero del 2017, del 1%.  A pesar de la existencia de estas normativas, “Aún es necesario escoger aquellas formulaciones ecológicas, que además de los tensoactivos contengan otros ingredientes amigables, por ejemplo, derivados de coco, maíz o soya y que sean libres de solventes”, dice Cahen.

 

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  •  Productos que tengan mejor rendimiento con mayor ahorro. Cada vez el mercado ofrece formulaciones más eficientes. Estas permiten utilizar menor cantidad de limpiador y mantienen un buen desempeño de remoción de suciedad, incluso con bajas cantidades da agua de lavado y sin hacer uso de altas temperaturas, que generen gastos energéticos.

Cahen señala que todo esto es posible con el uso de tecnologías biodegradables desarrolladas por expertos en limpieza, por ejemplo, para atrapar los iones que están presentes en la dureza del agua, al tiempo que tienen un buen desempeño. “El agua desde su origen viene con algunos iones como calcio, plomo o hierro. Estos interfieren con otros componentes y no dejan que actúen para lograr la limpieza. Por eso, debemos fijarnos en productos que contengan soluciones que protejan las formulaciones de esos iones y así lograr un desempeño óptimo”, explica el experto.

“No dejar a nadie atrás”

La Organización de Naciones Unidas escogió este lema para hablar sobre el beneficio y la importancia de impulsar el progreso del desarrollo sostenible. Según alerta el más reciente informe de la ONU, tres de cada diez habitantes del mundo no tienen acceso a agua potable y la escasez del líquido apremia. Hacer frente a esta problemática requiere de acciones conjuntas que incluyen mayor financiación para llevar adelante planes para el acceso y saneamiento del agua, así como concientización de todos por cuidar del líquido vital. (I)