Es un edificio que desafía a la gravedad y se corresponde con las elevadas ambiciones de lo que se supone iba a ser el símbolo de la unidad de Sudamérica.
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Lo que en su día fue un centro diplomático en ciernes, con traductores oficiales y recepciones para mandatarios de visita, parece más un edificio fantasma.
Es un edificio que desafía a la gravedad y se corresponde con las elevadas ambiciones de lo que se supone iba a ser el símbolo de la unidad de Sudamérica.
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