En la comuna El Arroyo, ubicada en la jurisdicción de Montecristi, el acento y los modismos venezolanos se van volviendo familiares, parte de la cotidianidad de esta localidad de unas 200 casas.

Vinieron con los arroyenses que por años radicaron en Venezuela y que durante los últimos meses han vuelto a su tierra. La crisis económica que atraviesa ese país los empujó a ese retorno obligado, dejando atrás lo que cosecharon como inmigrantes en esa nación.

Carlos Enrique López, de 47 años, salió de esa comunidad con rumbo a Venezuela cuando apenas tenía 10 años. Allá laboraba como conductor de una furgoneta, pero lo que ganaba ya no le alcanzaba para mantener a su esposa y su hijo.

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En el transporte por carreras cortas cobraba unos 5.000 bolívares por persona, cuando en el país llanero un kilo de arroz está por los 250.000 bolívares.

Volvió a El Arroyo en enero y pese a trabajar intermitentemente como chofer desde su retorno, dice que acá por lo menos no pasa las penurias para conseguir alimentos como en Venezuela.

“Cuando llegué acá me fui a comer un plato bandera (que incluye mariscos y ensaladas), y lloré, no pude contener las lágrimas de ver que aquí se consigue lo que quiere y allá en Venezuela ni teniendo el dinero se logra comprar, porque no hay”, señaló López.

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En El Arroyo se estima que el 40% de sus habitantes salió en busca de un mejor porvenir a Estados Unidos, Europa y otros países como Venezuela, en los años cuando esa nación tenía una economía que atraía migrantes.

Eddy Alonzo, morador de esta comunidad, dijo que en este año han llegado “más de 60 venezolanos”, para referirse a manabitas retornados.

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Miguel Alonzo es otro de los que decidieron regresar hace más de un año. Él se fue con sus familiares cuando tenía 16 años. Y solo en 1980 había venido de paseo a su natal El Arroyo. Tiene 62 años y trabaja como albañil. También las crisis venezolana lo presionaron para esa decisión.

Allá se quedaron su esposa y su hijo, a quienes piensa traer en junio.

Al igual que Carlos Enríquez López, él no pierde las esperanzas de volver a Venezuela cuando la situación sea diferentes. “Claro que pienso volver, cuando la situación cambie, cuando Maduro salga… es que Venezuela es otro ritmo, chamo; allá es otra vida”, dijo Alonzo, con modismos venezolanos marcados.

Hace ocho meses, en cambio, llegó Juan Franco al barrio San José, en Montecristi. Su madre viajó días atrás a Caracas para tratar de vender la casa que dejaron allá.

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Pero la venta no entusiasma mucho porque el dinero en efectivo es limitado y el tipo de cambio no es alentador. Esa vivienda de dos plantas y 100 metros costaría unos 10 millones de bolívares, que transformados equivaldrían a unos 16,6 dólares.

“He trabajado de albañil y ahora vendiendo arroz, pero si las cosas mejoran vuelvo, por ahora estoy acá con mi familia”, sostuvo.

La cifra de manabitas retornados desde Venezuela es incierta. En la Coordinación Zonal 4 del Ministerio de Relaciones Exteriores se tiene el registro, desde febrero del 2017, de que 760 manabitas han llegado a solicitar el certificado de migrante retornado.

Este es un documento que les sirve a los retornados para algunos trámites, indicó María Soledad Vela, titular de esta entidad estatal.

Dijo que aspira a que a fines del próximo mes se pueda hacer una feria en la que el migrante retornado pueda ubicar sus documentos en la red Socio Empleo.(I)

Retorno
Ecuador a Venezuela

Flujo migratorio
Hay varias etapas de flujos migratorios. En los años 70 se estima que unos 16.000 compatriotas migraron hacia esa nación tras la estabilidad económica que tenía. Entre los años 80 y 90 migraron 23.370 ecuatorianos. La cifra fue bajando paulatinamente.

Censo
Se registraron 25.012 ecuatorianos viviendo en Venezuela, según el censo del 2011.

No es fácil vivir ahora en Venezuela, las colas para comprar comida son largas y a veces hay que adquirir a bachaqueros (revendedores), porque solo así puedes tener una pasta dental.Carlos Enrique López, inmigrante