“Es importante que todavía se vendan los ponchos que utilizamos en los pueblos indígenas y campesinos como herencia de nuestros ancestros, tradición que pasa de generación en generación”, dijo Edwin Chimborazo, oriundo de la parroquia Simiátug, cantón Guaranda, al adquirir esta vestimenta en uno de los puestos del centro comercial popular Ferroviario.

Mirian Talahua, también de Simiátug, señaló que la vestimenta es parte de la cultura de los pueblos ancestrales y sus antepasados llevaban los ponchos como una forma de dar a conocer la identidad, y por esa razón en cada familia se enseña a los hijos la importancia de conservar sus tradiciones.

“Hay que sentirnos orgullosos de lo que somos, de nuestra lengua materna que es el quichua, así como de lo que vestimos”, dijeron.

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En el lugar Luz Cabascango, 54 años, manifestó que hace más de tres décadas se dedica a confeccionar ponchos con lana de oveja, oficio que aprendió de su padre, Luis Francisco. Asegura que son especiales porque son de material puro y abrigan bastante, apropiados para tareas en los campos y páramos.

Señaló que luego de trasquilar a las ovejas, la lana se la lava y tintura para luego hilar y hacer el retorcido que permita obtener la materia prima para la elaboración de los ponchos, todo se hace en forma manual sin uso de maquinaria.

Lamentó que en ciudades como Otavalo, de donde trae los ponchos para la comercialización, ya no existan personas que se dediquen a la confección de esta vestimenta.

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“Yo mismo por la costumbre que tengo de tejer los ponchitos no lo he dejado. Hay personas que se han muerto y los hijos tienen alguna profesión por lo que ya no tejen, entonces cada vez hay menos gente que los elaboran”, añadió Cabascango.

Indicó que en su caso tiene dos hijos que aprendieron a tejer los ponchos y que eso le hace abrigar la esperanza de que después de sus días seguirán con esta tradición. “Para mí es un orgullo seguir en esto porque sé que así ayudo a que nuestros pueblos ancestrales continúen vistiendo lo que es parte de la cultura de cada sector”. (I)

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Comercio

Feria
Luz Cabascango confesó que en la feria de los lunes de Ambato vende los ponchos para los pueblos de Guaranda, Guamote, Riobamba, Latacunga, Machachi y otras poblaciones de la Sierra ecuatoriana. Afirma que cada semana comercia entre 80 y 100 unidades, cuyos costos son de $ 5 a $ 30.