La lava salía el martes como en un surtidor del cráter del volcán más activo de Filipinas, y se deslizaba por la ladera en una espectacular demostración de fuerza que ha hecho huir a más de 34.000 personas y llevado a la policía a establecer controles de seguridad para evitar que los turistas se acerquen demasiado.