Junto a la promesa de multiplicar el empleo, el presidente de EE.UU., Donald Trump, ha puesto en vilo a las transnacionales estadounidenses que tienen inversiones en otros países. Estas incluyen desde fábricas para ensamblar vehículos hasta las que se dedican a realizar algunos componentes de aparatos electrónicos. Son productos que finalmente se comercializan en EE.UU.