Cuando apenas habían transcurrido dos días después del terremoto en Ecuador, unos 40 rescatistas españoles aterrizaron en Manabí. Parte de ese equipo humano que de inmediato brindó ayuda para hallar sobrevivientes entre los escombros no faltó a la misa en recuerdo de las 661 víctimas que la noche de este martes presidieron los Reyes, Felipe y Letizia, en la catedral de la Almudena de Madrid. La labor de esos rescatistas para poner a salvo a un centenar de personas en poblados arrasados por la furia de la naturaleza un mes atrás es un símbolo de la hermandad que une a España y a Ecuador, en palabras del embajador Miguel Calahorrano.