Guillermo R. aún tiene en la muñeca derecha las huellas que le dejaron las esposas con las que fue sometido y apresado el pasado jueves. Cuenta que por más que pidió que le aflojaran los grilletes, los agentes policiales que lo detuvieron desoyeron su solicitud. “Antes uno me quiso pegar en la cara porque me decía que si yo le estaba ordenando o pidiendo...”.