Era septiembre, era Nueva York (Estados Unidos) y era el mismo hemiciclo de la Organización de las Naciones Unidas (ONU), pero habían pasado quince años de que representantes del gobierno de Gustavo Noboa suscribieron, en ese sitio, la denominada Declaración del Milenio, que contenía ocho Objetivos de Desarrollo del Milenio (ODM) y 21 metas para superar la pobreza extrema, el hambre, mejorar el acceso a la educación, a salud materna...