Los primeros cadáveres desnudos aparecieron a mediados de enero de 1985. Algunos tenían señales de estrangulamiento y heridas de puñal, otros se hallaron en estado de descomposición o sin piel, osamentas dispersas en las entonces áreas boscosas y desoladas de Colinas de los Ceibos y, principalmente, en el tramo del km 8 al 24 de la vía a Daule, en Guayaquil.